sábado, 11 de marzo de 2017

ROSITA

  
   Se preocupó un tiempo por la seguridad de su vivienda, blindó el frente, antes pidió un presupuesto, aceptó el costo.
   El trabajo incluía los costados y el fondo. Les pagó toda la tarea, el frente terminado. Faltando el blindaje del resto, los dos obreros no volvieron más. Rosita era más aburrida que el aburrimiento aburrido. Pasaba el día tejiendo de memoria y mirando televisión. Había noches que escuchaba ruidos, provenían de las cañerías o las ventanas de bisagras oxidadas o alguna teja rebelde. Rosita enumerando las razones de aquellos sonidos se dormía. Una mañana aparecieron los dos obreros con una camioneta y sin la ropa de trabajo. Uno de ellos tenía un gorro de Robin Hood y el otro una capita de Batman. Se introdujeron por la ventana del fondo. Rosita no tuvo miedo, de aburrida. Robin Hood dijo —Señora, ¿la bolsa o la vida?  
   Ella se levantó del baúl sobre el que estaba sentada y sacó una bolsa de dimensiones considerables. —Acá tiene, Señor Robin, prefiero que me mate antes que se lleven mis dineros.
   —Pero Señora ¿Cómo va a elegir la bolsa? Si aunque la matemos, nos robamos la bolsa igual.-Dijo Batman, que era un tipo racional y algo sensible-.
   Rosita comprendió que no entendían nada —Yo quiero que primero me quiten la vida, mi aburrimiento es una tortura. En ese orden. Con la bolsa hagan lo que más les plazca.
   Se respetó el orden de sus deseos, primero la mataron y tan ansiosos estaban que abrieron la bolsa. Contenía ovillos de lana de colores aburridísimos.
                                     

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