sábado, 4 de marzo de 2017

PSICOCIENCIA

  
   Selena y Mateo, pura pasión, ahora miran series y comen pochoclo, cuando llega la hora de encubicular él le toca la mejilla y Selena          
—¡¡No!! Pará, ahora viene la octava parte, si no la vemos, la perdemos, hay más pochoclos en la cocina, traélos.
   En el Depto “A” vivían Vito y  Carmen, que decía lo que pensaba sin filtro, así cualquiera terminaba lleno de heridas por las palabras de la mujer. Vito se encargaba de curar a la víctima, lo llevaba al cine o a tomar una copa.
   El Depto “B” de Selena y Mateo, tenía una armonía que atravesaba la puerta. Hacían terapia de pareja para sostener todo aquel aburrimiento. Debían socializar o terminarían comiéndose mutuamente.
   Lo más cercano que se les ocurrió fue invitar a los del “A” a cenar.  —Me llamo Selena, nos encantaría, ya que somos vecinos, que vengan.
   Compraron vino, birra, champán y una pizza de apariencia casera. Los del “A” fueron en piyama y bata. Los del “B” vestían casi de gala.
   Brindaron ni bien llegaron. Carmen pasó por el plasma, se tiró en un sillón, tomó el control y sentó a Mateo de prepo a su lado, encendió.
   —Mati ¿No te traés unos pochoclos y vemos el partido?
   Por educación aceptó los reclamos.
   Vito y Selena pegaron onda de inmediato, tomaban vino copa tras copa. La pizza se helaba en el centro de la mesa, terminaron por apagar los puchos sobre ella, era una pizza cenicero.
   No quedaron más botellas, tan mareados estaban que en la despedida Selena se fue con Vito al “A”.
   Los otros, riendo por la confusión, cerraron la puerta, Carmen quedó con Mateo, en el “B”. 
  —Tengo sueño, Mati ¿Vamos a dormir?
           Mateo estuvo de acuerdo, le tendió una cama en el living y él se fue a dormir solo. En medio de la madrugada apareció Carmen —Tengo pesadillas, las camas de dos plazas me tranquilizan, aquí hay un clima donde estoy segura que tendré sueños mágicos y se me harán realidad.
   Mateo, por educación, hizo realidad los sueños de Carmen.
   Se organizaron naturalmente. Algunos días, Selena miraba series pochocleras con Mateo.
   Carmen y Vito hacían vida rutinaria dos veces por semana. En oportunidades había cruces, que nadie hablaba. Selena y Vito se divertían en el “A” y los otros en el “B”.
   Selena y Mateo reiniciaron su terapia de pareja.
   Le contaron al terapeuta que habían empezado a socializar, agregando los cómo.
   —Tuvieron una excelente idea, un gran aporte a la ciencia psicoanalítica, A + B = 4. Primero voy a experimentar conmigo. Luego, lo daré a conocer a mis colegas. Esta sesión va gratis.                                                  
                                                             

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