Selena y Mateo,
pura pasión, ahora miran series y comen pochoclo, cuando llega la hora de
encubicular él le toca la mejilla y Selena
—¡¡No!! Pará, ahora viene la octava
parte, si no la vemos, la perdemos, hay más pochoclos en la cocina, traélos.
En el Depto “A”
vivían Vito y Carmen, que decía lo que
pensaba sin filtro, así cualquiera terminaba lleno de heridas por las palabras
de la mujer. Vito se encargaba de curar a la víctima, lo llevaba al cine o a
tomar una copa.
El Depto “B” de
Selena y Mateo, tenía una armonía que atravesaba la puerta. Hacían terapia de
pareja para sostener todo aquel aburrimiento. Debían socializar o terminarían
comiéndose mutuamente.
Lo más cercano
que se les ocurrió fue invitar a los del “A” a cenar. —Me llamo Selena, nos encantaría, ya que
somos vecinos, que vengan.
Compraron vino,
birra, champán y una pizza de apariencia casera. Los del “A” fueron en piyama y
bata. Los del “B” vestían casi de gala.
Brindaron ni
bien llegaron. Carmen pasó por el plasma, se tiró en un sillón, tomó el control
y sentó a Mateo de prepo a su lado, encendió.
—Mati ¿No te traés
unos pochoclos y vemos el partido?
Por educación
aceptó los reclamos.
Vito y Selena
pegaron onda de inmediato, tomaban vino copa tras copa. La pizza se helaba en
el centro de la mesa, terminaron por apagar los puchos sobre ella, era una
pizza cenicero.
No quedaron más
botellas, tan mareados estaban que en la despedida Selena se fue con Vito al “A”.
Los otros,
riendo por la confusión, cerraron la puerta, Carmen quedó con Mateo, en el “B”.
—Tengo sueño, Mati ¿Vamos a dormir?
Mateo estuvo de
acuerdo, le tendió una cama en el living y él se fue a dormir solo. En medio de
la madrugada apareció Carmen —Tengo pesadillas, las camas de dos plazas me
tranquilizan, aquí hay un clima donde estoy segura que tendré sueños mágicos y
se me harán realidad.
Mateo, por
educación, hizo realidad los sueños de Carmen.
Se organizaron
naturalmente. Algunos días, Selena miraba series pochocleras con Mateo.
Carmen y Vito
hacían vida rutinaria dos veces por semana. En oportunidades había cruces, que
nadie hablaba. Selena y Vito se divertían en el “A” y los otros en el “B”.
Selena y Mateo
reiniciaron su terapia de pareja.
Le contaron al
terapeuta que habían empezado a socializar, agregando los cómo.
—Tuvieron una
excelente idea, un gran aporte a la ciencia psicoanalítica, A + B = 4. Primero
voy a experimentar conmigo. Luego, lo daré a conocer a mis colegas. Esta sesión
va gratis.

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