Quedó huérfana,
sus padres habían explicitado con un abogado, la orden que la chica siguiera
viviendo en el mismo lugar, bajo la compañía y la educación en manos de una
Institutriz y el Ama de llaves. El Ama de llaves, que le tenía odio a las llaves,
las arrojó al lago en una bolsa de arpillera. Le pesaban por antiguas y
confundía las cerraduras, un trabajo menos y ocupar el tiempo en escuchar a la
Institutriz, que narraba cuentos antiguos. Sacaban a la niña a la galería para
oxigenarse. Estela podía rodar de punta a punta, pero le resultaba imposible
bajar las escaleras. Los chicos de la zona la visitaban y admiraban sus
vestidos puntilleros y las cincuenta muñecas que la rodeaban. Estela prefería
su viejo oso pelado, que abrazaba como a un bebé y arrojaba a la Institutriz en
las horas de Matemáticas.
Los mellizos
Barracán idearon rampas para deslizar a Estela al jardín, jugaban a ver quién
la llevaba más rápido, el más grande de los amigos tenía la fuerza de Goliat y
su velocidad máxima, hacía reír a carcajadas a Estela. Tropezó con algunas
piedras y la silla de ruedas cayó al lago con Estela incluida. Se tiraron todos
a rescatarla, lo único que sacaron fue las tiras de cuero que rodeaban sus
piernas. Decidieron por unanimidad no hablar del incidente con nadie. La
Institutriz y el Ama de llaves se dieron por vencidas. No pidieron ayuda por
temor a ser imputadas. —¿Y si no era paralítica y caminaba?- Dijo el Ama de
llaves-.
—¿Vos creés?,
mirá que las marcas de las ruedas están, cualquier cosa decimos que se fue vaya
a saber dónde, cuando nosotras dormíamos.
Las dos pensaron
que no tenían más obligación con Estela y su dependencia constante. El primer
día de sol, después de la desaparición, caminaban la Institutriz y el Ama de
llaves. Se metieron en el lago hasta las rodillas.
La Institutriz
pegó un alarido, el osito de Estela flotaba en el agua. Las dos corrieron a la
casa, lo metieron en el lavasecarropas y salió como nuevo. A ambas se les
pusieron los pelos de punta. El osito, que carecía de ojos, ahora las miraba
con los ojos de Estela. 
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