—Má, vi al gallo
con la gallina verde, vas a ver que ella pone huevos, se les sienta encima y
nacen pollitos.
—Callate un
poco, no conocés el silencio, podrías pensar en la fecundación in vitro. Te
expliqué toda la tarde, hacé un boceto.
La pequeña
Chari, con una jeringa, extrajo óvulos de la gallina que insertó en la perra
Tita. Nacieron gallinas con patas de perro y perros con patas de gallina. Los
llamaron perrollinas y gallierros. Chari siguió realizando experimentos, sin
abandonar sus fecundados primigenios. Logró crías de colibríes con mariposas.
El mercado brasilero compró perrollinas y gallierros. Por primera vez agradeció
el despertador, la sacó de su peor pesadilla.
—¿Mami, que es
la fecundación in vitro?
—Antes, aprendé
a lavar tus calzones, esa pregunta merece un coscorrón.
—No Mamá, yo no
tengo nada que ver con lo que te dije. No me interesa, te lo juro. Menos ahora,
con tantos niños sin padres ¿Por qué no adoptan? ¿Eh?
—¿Qué estás
diciendo, Chari? Es la primera vez que te escucho decir algo sensato.
—Lo dijiste vos
ayer, Mami, me lo aprendí de memoria, hablando de todo un poco ¿Por qué no me
adoptan un hermanito?
—Ah, mirá! Para
eso me hago una fecundación in vitro.
Tiene razón
Papá, es insoportable, no sabe qué quiere, dan ganas de dejarla sin sonido.-Pensaba
Chari, mientras jugaba con una araña y una hormiga se preguntaba ¿podrán tener
hijos?-.
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