Me perdí a mí
misma. Ya busqué en la cama y no estoy, en la cocina no me encontré, pasé al
living y no pude calzarme las pantuflas porque ando a las perdidas. El baño
tenía vapor y el agua lista, iba a aprovechar para bañarme. No pude
encontrarme.
Debo andar
mugrienta, quien sabe cuánto tiempo. La última vez que me sucedió, di cuenta a
las Autoridades de mi pérdida, me encontraron muerta en el Riachuelo.
Vino perfecto,
crucé a Paraguay y me dieron una cédula de identidad nueva. Mudarme de mí misma
fue una fiesta. Duró poco, ahora soy alta y el rodete es tan prolijo que duele.
En mi nueva casa, mis manos se enteraron antes que mi cabeza. Soy una persona
maniática sin retorno.
Mis manos ágiles
ordenan las cremas de menor a mayor y por color. Tiendo la cama inmensa yo
sola, las Señoras que limpian, me la dejaban con dos arrugas. Prefiero hacer
todo yo. Los zapatos se ordenaban por color, taco alto, taco bajo y carretel.
Soy Ministra de
Educación y Justicia, para que haya Justicia hay que tener mucho dinero. La
Educación, debe tener un solo objetivo, que los niños sean fanáticos de una
sola persona. Me sentí importante, pero cuando advertí que tenía custodios
armados, me perdí a mí misma. Esta vez no hice cédula. Ni se me cruzó buscarme.
Estoy sola,
perdida. Los autos negros no abandonaron su vieja costumbre. Me siguen…me
siguen…me siguen… 
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