martes, 16 de enero de 2018

CHUSMA


   —¿Vos a tus hijos los bañás diariamente?-Preguntó una vecina que Carola hubiera querido que no existiera-.
   —De ningún modo! El agua es un recurso no renovable. Mis hijos descubrieron una laguna de agua dulce entre piedras antiquísimas, allí nos aseamos todos.
   —¿Y en invierno?
   La arpía chusma quería saber. —Igual sale tibia, son aguas termales.
   —¿Y no podríamos ir nosotros?
   —No. –Dijo Carola-. Uds contaminarían el agua. Es sólo para cinco personas.
   —Nosotros somos limpios, ché.
   —Permitime el maleficio de la duda, te puedo contar. Cuando vinieron mis Abuelos, en este lugar no había nadie y eran fantásticas las arboledas, los bosques, la tierra negra se deshacía con las manos, ellos sembraban y todo crecía con gusto a verdulería, no como la porquería que ahora llaman verdulería. Jamás tomábamos leche, mis Abuelos sembraban soja y de allí derivaban los productos lácteos, como el tofu, por ejemplo. La vida era bella como los amaneceres y los atardeceres.
   —¿Y?-Preguntó la arpía chusma-.
   —Después fueron apareciendo Uds que se encargaron de convertir todo en un infierno. Se reprodujo gente mala, de intenciones aviesas, jugando con sus vehículos y casas a ver quién la tiene más grande. Por suerte o por dios, a veces son la misma cosa. Nos mudamos a Uruguay, un predio que tiene 500 km a la redonda sin nadie más que nosotros. Una cosa agradable es que no voy a estar con gente estúpida como vos. 
                                         

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