lunes, 29 de enero de 2018

RARO CONVENCIENTE


   Tenía un solo amigo, pero no se visitaban seguido.
   Desde chico era solo, pensaba que los demás eran estúpidos, aburridos y cobardes.
   —¿No querés venir al cine?-Preguntaba su único amigo-.
   —Si la película es blanco y negro, de los años 50 y trabaja Bette Davis, voy. Si no, no. Y seguro que es no, ¿no?
   —Sí, pero en lugar de hablar de nada, vemos una de culto.
   Sí, lo voy a acompañar, sus argumentos son pesados y parece rogar que vaya. No me gusta que ruegue, lo iguala con los estúpidos. Nunca salgo los jueves por la noche, me preguntó por qué. —Es el día que mi flia concurre a Villa Ballester, a visitar a mi hermana que vive en un psiquiátrico, no sé a qué van, ella ni los reconoce, piensa que es un congreso de doctos, para observar su comportamiento. No la visito porque me hago el cuerdo, pero estoy tan loco como ella. El jueves aprovecho para ver películas porno.
   —¿Por qué hacés eso? Sos un tipo pintón, no necesitarías internet para conocer a alguien, ¿No te aburre masturbarte? Contestame ¿Por qué?-Le pregunta su único amigo-.
  El solo, con la mirada absorta, en vaya a saber qué cosa, le dice:    —Para tener algo en la mano y me haga disfrutar de algo. Tiene mala prensa, pero todos lo hacen…espero que vos no. Te van a decir pajero, es un adjetivo deplorable. A mí no me gustan ni las minas, ni los tipos, pero yo me encanto.
                                                         

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