—No te voy a
mostrar mis documentos, yo soy ésta, la que estás viendo. Mientras exista un
Trumposo, un Chofer de Taxi Maduro, que maneja diabólico, un Putilino que
promueve entuertos y más disfrazados de: “Si me das tanto te mato cinco, si
tengo ganas doscientos niños de cualquier Escuela.” Ponés cara de no entender
nada, pero cuando violen a tu mujer, tu hija y tu Madre, para después un balazo
a cada una. ¿Sabés qué es el amor? ¿Sabés qué es la paz?...No, no sabés porque
te criaron en la letrina del odio y a obedecer a muerte, cualquiera sin
crepúsculos y sin amaneceres. Tal vez la bala que insertaste en un humano,
rebote y te dé en la nuca. El premio será mostrarte mis documentos, como si yo
me redujera a un montón de números. Y tu desgracia, tu propia muerte. Otro
conjunto de números que ni siquiera llevás encima. Tenés el privilegio de
abrazar el pie de un árbol, con el cuarto litro de sangre que te faltó
expulsar.
El caco murió,
pero ahora soy yo la que escribe. Se me paralizó todo el cuerpo. Sobretodo aquí
me duele, toco mi agujero y siento un metal profundo, no puedo respirar…y menos
con la patada que me brindó el milico, justo ahí.

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