martes, 16 de marzo de 2021

¿A DÓNDE VA LA MÚSICA?

 

   Quería que le compraran un violín. Su petición fue denegada, no tenían casi dinero.

   Luisa reconocía las voces de todos los pájaros, en la casa, en su cuarto de cemento sin pintura, parecido a una celda, ella trasladaba a un violín inexistente aquellas voces que tan bien conocía. A los padres les resultaban molestos aquellos sonidos.

   Tanto así que ahorraron para comprar el instrumento.

   Se lo entregaron el día del cumpleaños número catorce, Luisa tiró besos al aire y se encerró en su pseudo cuarto. Provenían arpegios leves que envolvían los platos de comida de sus padres. Estando afuera, cerca de la entrada tocó un solo de violín que hizo callar todos los pájaros. Un joven caminante se acercó para escuchar mejor, luego se sentó a los pies de Luisa. En un intermedio el joven se presentó como Ludovico Cami. Dijo que no podía permanecer mucho tiempo, pero le haría algunas correcciones que le serían de utilidad. Se asombró de la cantidad de partituras para solos de violín, Luisa las había sustraído de la casa de su vecino muerto. Ella le daría continuidad a esa música.

   El joven fue aceptado como maestro de Luisa. Dormía en un jergón del establo. Pasaban los días y Luisa adquirió más conocimientos que los que Ludovico le enseñaba. Un atardecer, dijo que él amaba ser caminante, así como ella amaba su música. La despedida fue con una promesa de volver, que no sería cierta. Los dos sabían que mentían.

   Luisa corrió a su pseudo cuarto.

   El violín tenía una cuerda suelta, mientras ella tocaba, fueron saltando todas.

   Siguió tocando. 

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