viernes, 19 de marzo de 2021

PEDAGÓGICO

 

   Pipo nunca se defendió de nada, un Profesor del Colegio le dijo:

   —Mire cómo tiene ese pelo.

   Y le tironeó un mechón.

   —Todo esto le llega debajo de los hombros. Quiero para mañana, que venga con el  pelo cortado.

   Pipo le contestó:

   —A mí me gusta así, Profesor y a la Tía que me Adoptó, también.

   Después que dijo eso, temió que lo castigara como hacía su Padre cuando vivía. Al día siguiente se presentó con la cabeza rapada. Todo el salón quedó pasmado, incluso el Profesor.

   Lo suspendió una semana y cuando Pipo volvió, empezó una contienda donde le bajaba la nota a trabajos brillantes. Lo hacía leer en voz alta y le corregía pavadas, para hacerlo quedar mal delante de sus compañeros. Fue el primer episodio de su vida pública vergonzante.

  Cuando empezó la Facultad, soportó las burlas de sus compañeros, ponerle un pie para que se caiga, encerrarlo con llave en el baño y copiarle sus exámenes, tan brillantes como los de nadie.

   Le gritaban:

   —Bastardo, seguí estudiando que te vas a convertir en libro.

   No conseguía un solo compañero para estudiar juntos. Se ofreció Rebeca, pero con ella no le hubiera gustado, porque tenía pajaritos y pajarones en su cabeza.

   Cuando presentó su Tesis, hasta el Decano lo aplaudió, más que una Tesis, pareció una clase magistral. A la salida encontró su auto destruido y cuatro malnacidos que lo cagaron a palos. Pipo no se defendió. Cuatro contra uno era injusto. Su autoestima quedó más destruida que el auto.

   Lo nombraron Decano y rechazó el cargo.

   Fue la venganza inconsciente de Pipo.

   Su Tía ya vivía en un Geriátrico, quedó solo en el caserón viejo, con olor a humedad y goteras en todos los rincones. Vivió muchos años adentro de su casa.

   Sólo lo visitaba Rebeca y le llevaba empanadas para comer juntos.

   —Odio las empanadas y odio tu visita, por favor, no quiero verte más, sos peor que estar solo.

   Pipo se aventuraba a salir a la calle sólo de noche. Hacía toda clase de tropelías, hasta quemar la bandera argentina del Municipio. Lo detuvo la Policía, le hicieron un interrogatorio exhaustivo y llegaron a la conclusión que Pipo estaba irremediablemente loco.

   Siguió saliendo por las noches. Rebeca estaba sentada en el umbral de su casa, lo esperaba. La hizo pasar para ver qué tal. Ella estaba igualita a ella. Hizo un descubrimiento, las mujeres de cabezas vacías succionan la inteligencia de los solitarios.     

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