viernes, 5 de marzo de 2021

Y ASÍ FUE

 

   Me ciega el corazón, me aleja de los otros. Su modo de querer, la hondura de su tormento. El viento jugaba para encontrarnos. Lograba silencios hablados. Las caricias surgían con una pasión desesperada. Si yo hubiera sabido que no le pertenecía, me daba igual.

    Él marcaba su territorio y en ese lugar me castigaba, después lloraba con la orfandad de un niño abandonado. Lo conocí en otoño, en el invierno nos abrigábamos con abrazos. No vivíamos juntos, lo consideraba imprudente, tenía miedo de su bipolaridad.

   Llegó la primavera y por primera vez, me sentí completa, sin él. Me molestaba su presencia y corté nuestra relación. Noté que me seguía de lejos a todas partes donde fuera. Tenía amigas que me hicieron conocer boliches para bailar, para tomar una copa y en cualquier rincón estaba él mirando raro, con ojos de amor y odio. Yo me desplazaba lejos, muy lejos de aquel fantasma. A veces lograba pensar que se diluía. Una noche, caminando sola, noté una sombra tras de mí. ¿Era un árbol?¿Un perro grande?¿Un caballo? El cuerpo se me llenó de miedo, era de noche, me sorprendió aquella sombra con un cuchillo en la mano.

   Nunca supe si era verdad o mentira, hasta que me alcanzó. Había contratado a un payaso, que me siguió hasta la esquina, con aquel cuchillo de papel.

   Al otro lado de la pared me esperaba él. Mirando mis ojos y acariciando mi pelo, caminamos juntos. Aquel hombre recuperado, me cegó el corazón, con un beso infinito.

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