─El Mundo no es redondo, está achatado en
los Polos. Es hábil, gira sobre sí mismo y alrededor está el Sol, es un
diamante que si lo mirás te enceguece. La Luna, que no tiene celos de ninguno,
dibuja un círculo perfecto y hace que los latidos del corazón se aceleren. La
gente toda se alegra, en especial cuando está llena. Adelgaza la Luna a medida
que reparte estrellas por todo el cielo.
─Abuela, siempre nos contás lo mismo, por lo
menos decí que el hombre llegó a la Luna.
─Mirá, querido, eso es una mentira de los
yanquis, a la Luna no se la pisa, se llega con los ojos. El que les quiera
creer a esos imperialistas de mierda, que vayan a vivir allá.
─Estás mintiendo, Abuela, en el Colegio lo ordenan
de otra manera, en vez de izar nuestra bandera celeste y blanca, ahora izan la
yanqui, para chuparle las medias a los gringos, será. O porque tiene muchos
colores, será. O para mantenernos en estado confusional, será.
─A pesar de mi edad, que es mucha, por eso
tengo privilegios, como que me cedan el paso, frenan cuando cruzo distraída. Me
gustaría vivir en la Luna, como decía mi Madre. Cuando llegue, a mi Madre,
prefiero no encontrarla. La quiero comprar para mí sola, los voy a invitar a
pasar un tiempo conmigo. Tratemos de no mirar a la Tierra, se odian, se
detestan, se mienten, se engañan, se matan. Prefiero no mirar que alguna vez
viví allí. Me tienen que prometer que no dirán malas palabras.
─¿Cómo cuales, Abuela?
─Como puta, carajo, mierda, culo y demás. No
pongan cara de inocentes, ustedes las conocen todas.
─Sí, pero falta la más importante, “cojer”.
─Esa, es la que más nos gusta, tenemos que
crecer todavía, pero ya lo vamos a hacer, mientras tanto podemos ensayar. De
algún lado hemos salido todos nosotros. Si no, otro Big Bang, terminará con
todo, no estaría nada mal.

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