jueves, 2 de septiembre de 2021

LOS ATENCIO (Parte VII)

 

   Ignoraban que los Padres de Lulú y los de Graciela se presentarían a la casa. Lulú miró a los cuatro:

   ─Nosotras aquí estudiamos con tres o cuatro chicos. Pasen y vean.

   Cada piso que conocieron tenía habitaciones que ellos compartían dos en una, una en tres. Tenían horarios para estudiar. Estudiaban seis horas y las dos horas restantes se divertían, cerraban la puerta con llave. Los colchones, debido a los resortes oxidados se escuchaban: “clan tuc clan tuc”.

   ─¡Ah...qué lindos sonidos!

   ─¿Podemos quedarnos unos días?─preguntaron los Padres.

   Todos dijeron que sí. Les dieron la habitación más alta y se escuchaba el colchón también con los resortes oxidados. Hicieron más escándalo que todos ellos juntos.

   A Lulú le daba asco que sus Padres cojieran y los retó.

   ─Hicimos una votación y el resultado dio que se fueran.

   ─Qué pena! Fue como si pasáramos una luna de miel.

   ─No, por favor, me dan vergüenza ajena, además la miel es muy pegajosa ─dijo Graciela con ojos amenazantes y les abrió la puerta para que se fueran antes.

    Los Padres les compraron el terreno lindante que venía con palmeras y una pileta de aguas termales, de mármol de Carrara con un sector de hidromasajes.   

   Lo primero que hicieron fue dejar de estudiar. Tomaron una mujer con experiencia en casas palaciegas, su nombre era Micaela. Los chicos la trataban de: “Ché”. “Ché, alcanzame esto”, “ché haceme lo otro”.

   Micaela pendió una soga con roldana para no subir y bajar tantas escaleras. Con su primer sueldo contrató una empresa de limpieza. Se puso una bikini y se tiró a la pileta. No sabía que no hacía pie, la salvó un amigo de los chicos y ella lo resarció con un polvo en el agua.

     (Continuará)

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