─¿Es de sangre azul? ¿Tiene sangre azul?
Entonces es como tener un novio que le corra tinta azul por sus venas─esto lo
decía la Emperatriz Sofía, frente al Marqués De Dos Aguas.
Había una mujer llamada Dolores De Pecho y un
Matrimonio arreglado por la familia de los dos. En aquellos tiempos se acostumbraba.
El beneficio era para los novios, que no se gustaban para nada. Dolores De
Pecho no imaginaba la obligación de casarse. En medio de la Ceremonia, el Cura
pronunció las palabras acostumbradas. Pero cuando interrogó a la novia dijo:
"No”. Arrojó el ramo de flores a su peor enemiga. Se arrancó la corona y
la depositó en la cabeza del Marqués.
─Nunca más voy a permitir que me digan lo
que tengo que hacer.
Se fue dando los pasos de una novia,
saludando de lado a lado. Lo hizo para ver cómo era.
Se hizo presente en la Mansión De Pecho. El
Marqués quiso hablarle:
─Dolores, quiero informarte que yo no me
caso porque te quiera, sino por tu fortuna.
─Yo también quiero tu fortuna, mi familia y
yo la necesitamos. ¿Me la podés entregar sin casarnos?
Dijo el Marqués:
─Te la doy toda, no la necesito. Me parece
despreciable la gente que gusta del dinero.
El Marqués De Dos Aguas y la Emperatriz
Sofía, dieron la vuelta al mundo con la fortuna de la Emperatriz.
─Perdoname, Sofía, pero sos muy gorda para
mí. Al conocerte todos me desprecian, porque además de todo sos fea, en esta
sociedad no podés involucrarte. Cuando lo pienso tengo náuseas y vómitos.
La Emperatriz Sofía se hizo un tajo en cada
mano, para que todos vieran que su sangre era azul. Llegó el Plomero y miró que
la Emperatriz parecía muerta en la bañadera. Manaba tinta por toda su
humanidad. El Plomero la quiso arreglar, la cosió con agua, aceite y gas oil. Le
fabricó con acrow el cuello. Usó caños de escape para erguirla.
Cuando el Marqués De Dos Aguas la observó:
─Ah, esto es otra cosa, vayamos a mi cama
antes que te arrepientas o me arrepienta yo. El tiempo dirá.

No hay comentarios:
Publicar un comentario