domingo, 26 de septiembre de 2021

UNA NIÑA ENCANTADA

 

   La mejor amiga de Mamá me invitó a pasar la primavera con ella. Mis Padres se alegraron. Se tomaron vacaciones de mí, que era una niña demandante todo el día. Yo tenía cinco cuando pasó la primera vez.

   El Jardinero de casa tenía una casilla de madera para guardar los elementos de su trabajo. Yo lo seguía a todas partes, se ponía una nariz de Payaso y otra vez de Pinocho. Le gustaba disfrazarse para que yo me riera. Una tarde lluviosa me invitó a su casilla. Hizo un pequeño fuego.

   ─Vamos a tomar calor, tenés la ropita empapada.

   Me sacó la remera y el pantalón, él se quitó su ropa de trabajo. Me hizo cosquillas y me acostó sobre su pecho y mientras me acariciaba la cabeza, se durmió. Aproveché para vestirme lo más rápido que pude. Llegué a casa y le pregunté a mi Mamá:

   ─¿A vos te parece normal el Jardinero que tenemos?

   ─Es un viejo raro, casi no habla, pero distribuye flores por color y tamaño, no conozco nada igual.

   ─Te cuento algo, me puso dentro de su casilla y me quitó toda la ropa, después de tocarme el cuerpo se durmió, me vestí y vine para acá.

   Mi Mamá espantada recurrió a mi Papá. Llamaron una ambulancia para mí y un móvil policial para el Jardinero.

   Me revisaron y no tenía nada. Al Viejo lo acusaron de pedófilo.

   ─¿Qué quiere decir pedófilo?

   Debe ser que se tira muchos pedos. En la casilla había olor a pedo.

   Yo no sabía, me enteré después. Tita, la amiga de Mamá después de contarle lo que había pasado, le preguntó si podía tenerme en su casa un tiempo.

   Sucedió algo muy importante, el Jardinero logró fugarse. Cuando llegué a lo de Tita quedé extasiada, había caminos de rosas, de lilas, zapatitos de Venus, prímulas y otros nombres que no recuerdo.

   ─¡Tita!, este jardín está encantado.

   ─¿Sabés lo que pasa?, conseguí un Jardinero magnífico y sabio en el arte de las flores.

   ─¡Uy, Tita, lo quiero conocer! Porque pasaron tantas cosas en casa, que se nos fue la persona que se ocupaba de nuestro jardín.

   Venía caminando arrastrando una carretilla.

   ─¿Ves? Ese es el Jardinero, vení que te lo presento.

   ─¡Tita, por favor, ese viejo es pedofólico!

   Y el Viejo contestó:

   ─Ay, ay, los niños tiene una imaginación Doña Tita, que si uno le va a creer todo lo que dicen, es hombre muerto.

   Aunque tenía cinco años era una niña con una fuerza notable y si me enojaba, peor. Mientras escuchaba al Viejo mintiendo, tomé la horqueta más filosa y lo atravesé de lado a lado.

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