lunes, 27 de septiembre de 2021

COSTURAS

 

   Tenía una entrevista de trabajo, iban por el número 18. Yo estaba atento, esperanzado. Llamaron al número 17 y después de ese número, cortaron las entrevistas. Quedé afuera.

   Mi Mujer no dijo nada, siguió cortando tela para fabricar vaqueros. Pensó antes de proponerme:

   ─¿Por qué no hacés ropa conmigo?

   Le dije que sí, no tenía nada para oponerle. Empezaron a aumentar su número de clientela. Mi Suegro era Sastre. Mi Mujer heredó algo de eso, porque sus trajes eran perfectos.

   Mandé un pedido de cincuenta trajes, los rechazaron sin dar explicaciones, hoy lo voy a ver. Fui de noche, estaba furioso. La noche tapa, el día descubre. Me encontré con un revólver en mi mesa de luz. Fue instintivo, lo puse en el interior de mi mejor traje.

  Me hizo esperar, el desgraciado. Cuando apareció fui vehemente en mi reclamo. Él tenía un revólver en su escritorio. Mientras trataba de justificarse, le disparé al corazón. Iba a tomar el ascensor y escuché las risas de cuatro personas, bajaron en el mismo piso. Justo cuando se cortó la luz. Yo tenía una linterna que me iluminó el pantalón y parte de un zapato, a medida que bajaba la linterna me hice sombra en el torso y mi cara se perdió en lo negro. Cuando volvió la luz me miré completo. Pensé que era el único testigo, me disparé en la garganta.

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