La nieta de Strelitzia ni bien miró la casa,
como la generación millenium:
─Qué piola este lugar para que funcione un
boliche rockero. O hacer un Shopping con
Cine subterráneo.
Las paredes eran tan anchas que rompieron
una transcavator. Para refaccionarla se necesitaron cinco transcavator.
La casa sobrevivió con columnas más delgadas
y lo que eran puertas y ventanas las transformaron en vidrios fijos y puertas
corredizas.
Strelitzia nunca ejerció su Profesión, era
una libre pensadora y nadie la iba a encerrar en ningún Despacho. Hasta el
Marido se escapaba todo el día.
─Decime, Strelitzia, ¿vos te querés separar
o a mí me parece que tendrías que justificar tus ausencias?
─Te han informado mal, yo estoy casi todo el
día presente. Presente estoy cuando mis Amantes me solicitan, que son todos los
días. Con vos no quiero tener sexo, ya van muchos años, es más, no recuerdo
cómo era, sé que me aburría, hacías siempre lo mismo.
─Pero
mujer! Me hubieras dicho.
─Y qué te voy a decir. En este momento me
estás mirando, como si fuera una puta.
Strelitzia llamó a su prima Modesta:
─¿Sabés que al boludo de mi Marido se le dio
por pedir explicaciones de mi conducta?, hace años que no me toca un pelo. Sé
por terceros que quiere imitarme y tener muchas amantes. Pero le va mal, nadie
lo solicita.
─Dejalo por mi cuenta ─dijo Modesta ─Yo le
voy a dar lo que necesita.
Se quedó para siempre. Dormían en el sótano,
haciendo el amor con el fondo de las conversaciones de los tres Viejos.
A Strelitzia se la tragó la tierra. Modesta
la mató y después se la comió. Era antropófaga la loca.
(Continuará)

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