domingo, 19 de septiembre de 2021

EASY RIDER

 

   Había motoqueros, autos, bicicletas y patinetas. Él no se podía mover, nadie se podía mover de donde estaba. Se sumaron más autos y él justo alcanzó a abrir la ventanilla. Logró subir al techo del auto. Después saltó a otro y de ese otro. Saltó todos los techos hasta llegar a su casa, fueron 180 autos que saltó.

   ─¿Y los dueños de los autos no te decían nada?

   ─No podían porque había cincuenta corredores de techo.

   ─Es hora que lo lleves a la Escuela, se hace tarde, pero sin auto no hay manera.

   ─Sí hay, miré en el mapa y serían veinticinco techos hasta llegar a la Escuela. Escuché por radio, se juntaron un millón de autos.

   ─Ni se te ocurra llevar a nuestro hijo de esa manera.

   ─No, Mamá, no hay peligro, nosotros con mis amigos saltamos todos los días.

   Ellos hicieron empanadas para vender en la tranca, entre auto y auto los conductores les compraron todo. Invirtieron en agua, gaseosas, termos de café. Y había manos en las ventanillas esperando que les vendieran. Vendían al triple de lo que costaba cada cosa. Empezaron los insultos: “me vas a pagar el abollón del techo, boludo”. Tuvieron que correr por encima de los autos, los invitaron a refugiarse en una casa rodante.

  Entraron como diez, pudieron dormir, arrancaron, ellos siguieron en la rodante. Cuando pasaron el semáforo rojo, les pidieron que se bajaran. Fueron a pedir amparo a lo del Tío Fray Luna.

   La casa tenía todas sus paredes con autos incrustados. Fray Luna que era un santo, decía:

   ─Me gusta cómo quedan autos en lugar de paredes.

   Fue un Tsunamiautos. Salvó a tres que estaban muy heridos, no había Ambulancias ni Móviles Policiales, todos fueron aplastados dentro de sus vehículos.

   ─Muy triste la verdá.

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