lunes, 2 de enero de 2017

À LA VÔTRE, À LA TIENNE

                                                                    
   Sé que soy un ser antisocial por excelencia, debe ser en lo único que saqué “excelente”.
   Cuando ansiaba que los bañeros me miraran, era joven y un bagayo, pero tenía la secreta esperanza.
   Ahora que soy una vieja chota me miran, claro con esta panza de ballena pensarán que soy un animal en extinción. Pero yo tengo la solución, ellos no. Mi solución es morirme antes que mi cuerpo se vaya apilando en mis tobillos. Ellos no tienen solución, ser imbécil no tiene cura. Me sigue un pendejo, cuando llega a mi lado dice —¡Feliz Año Nuevo, Señora!
   Me sacó —Si querés que sea feliz, tirate en la arena boca arriba.
   Se tiró el boludo y yo intenté montarlo, algo recordaba. El pibe, cagón, gritaba —¡Me quiere violar! ¡Esta vieja puta me quiere violar!
   Le metí mis ojotas en la bocota y le dije —Forro!
   Pensé que el pibe no tenía forro. Me puedo agarrar sida, hpv, humedad relativa ambiente, o quedar embarazada, con lo que odio a los chicos. Me salvo porque no ovulo, parir un hijo de un nabo, vomito. A la noche, la dueña del Hotel me trae un vino Pirulo, le pregunté —¿Vos me ves cara de estúpida? A mí tráeme un Rutini.
   Me pregunta, la imbécil, si puede charlar conmigo, le dije que no me gustaba la gente, prefería ponerme en pedo sola y no con una vieja pretenciosa y gorda, que de antemano podía prever por dónde iba a empezar y la cantidad de putadas que yo tendría que escuchar con cara de nomeolvides. No me lo merezco como primer día del año. Le dije a la gorda que cerrara mi cuenta. La clásica — ¿De noche vas a viajar?
   Le dije —¿A vos qué carajo te importa?!
   Caché el auto y el Rutini abierto. A cincuenta kilómetros, primer beso a la botella. Una cagada, estaba picado.
   Recordé que olvidé pagarle, mejor, era una gorda de mierda. Me dio odio no poder superar los 200 km por hora, con el acelerador a fondo me mandé el vino como si fuera una gaseosa. Llegué a tiempo a la cena de todos mis enemigos, o sea mi familia. Tiré un saludo general para todos. Eso de uno por uno no me va. Gracias que sonrío. Cuando llegó la fuente principal tenía un chancho muerto y asado con la boca abierta comiendo una manzana 
—Asesinos hijos de puta, con un pobre chanchito que su único deseo era comer una manzana.
   Agarré un champán al vuelo y fui a saludar a mi puto primo, no lo invitaban por puto, era bueno y trajo dos copas. Le dije —Dejate de joder, tomá del pico y no me cuentes de tus novios, porque me lo imagino todo y me da impresión.
   El puto miraba cómo me salía espuma hasta por el orto. A él le pasó lo mismo, le salió espuma por todos sus agujeros, menos por el orto.
   Otra cosa que me rompe las pelotas, son las conversaciones de minas. Frené en las ventanas de su expo-reunión, haciendo gala de sus ridículos vestidos. Daban ganas de atravesar los vidrios y pisarlas a todas. Son minas de oferta, no jodamos.
   Amanece, no llego a casa, duermo en el auto.
   La yuta golpea las ventanillas, les abro 
—Documentos Señora.
   Puse el auto en marcha y les grité 
—¿Documentos?, la chota!
   Llegué a casa, al lado vive “El Lobo”, con él tomo mate hace años, es como hacer el amor pero con yerba. Me dijo que estaba linda, su primera obviedad. Yo no soy de perdonar, es más la gente que perdona me parece cobarde, cagona.
   Al Lobo le dije que se fuera a la concha de su madre, de donde nunca debería haber salido.
                                               

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