jueves, 12 de enero de 2017

ANIMALES DE COSTUMBRE


   Tras la estúpida que afanó durante doce años, en ejercicio del sufragio, llegó el príncipe idiota que nos hace pagar en cuotas lo que la estúpida adeuda.
   El cáncer resulta tan caro que desapareció. La malaria tiene sus beneficios, no se concurre al oculista, por eso nadie ve nada, ni al dentista, por eso las bocas apretadas sin sonrisa. Todos nos volvimos antimedicosos y en las farmacias se rascan hasta formar escaras.
   Hoy cerraron cinco negocios y robaron doce. Los 5.550 policías policromos no pueden hacer nada, se agradece, haciendo son peores. Ver hijos de amigos trabajando con chalecos antibalas y un revólver que no debieran, no es patético, es obsceno. Otros son empleados en casas de comercio, sin contrato y vendiendo nada, sin conocer nunca la cara del que les paga o los despide.
   Alguno se presenta a la justicia, le dan la razón y los abogados defensores cobran igual que el pago que debe hacer el dueño fantasma. No se puede salir a la calle, la gente se encierra hasta el día de cobro, dejan un sobrino en la esquina, con un celular, se comunica si ve algún movimiento extraño, el sobrino es amigo del custodio del banco. Cobra, mientras va al super, a la verdu y regresa para no tentarse con compras suntuarias. Llega a la casa, le robaron el sueldo entero. No lo lamenta, sin luz, sin agua y sin gas. La gente se acostumbra y dice como mi maestra de sexto —Las cosas es así.
   Nadie tiene ganas de perder la vida por plata. Acá es igual que allá, la gente está acostumbrada.
   No existen los medios de transporte, las personas se llevan por delante cuando caminan.
   Te sacan las ganas y se las comen.
                                                        

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