martes, 31 de enero de 2017

DIOS ¿DÓNDE ESTÁS? COÑO


   —Hola! Todo bien?
   —Vos me preguntás a modo de saludo, ni te interesa si todo bien o todo mal, pero ya que preguntás te cuento. Mi marido se fue con alguien veinte años menor que yo y lo pasa bomba en la Isla Mauricio. Me dejó sin un mango, vendió la casa, sacó la plata del banco y le dijo a todos mis amigos que soy una atorranta. Los imbéciles me miran con desconfianza. De bronca fui a la playa, un día, uno sólo. Llevé un sanguche de salame en la cartera y la bikini. Me quemé pretendiendo hacer quince días de sol, en uno. Le robé la coca cola a un niño, no daba más de sed, se me partieron los labios, las orejas y parte del trasero. Volví en un camión de bananas, el tipo era amable. Cuando bajé, el tipo se quedó con mi cartera, lo que más lamento son los documentos y el medio sanguche de salame, que esperaba comer esta noche. Se me levantó la piel del cuerpo, estoy pletórica de ampollas, parezco un chinchulín ambulante. Mi hijo no atiende el celular. Él sí que está lleno de furia, el padre se fue con su novia y está convencido que es por mi culpa, porque yo revoleo mi calzón ante cualquiera. Le dejé un mensaje a mi hijo, breve y conciso “SOS UN HIJO DE PUTA”. Te quedás porque te encantan los chismes, más que ir a buscar los chicos a la escuela. Tu “Todo bien?” indica que sos un robot anestesiado, Decile a tu Psi que te cambie las pastillas. Borrate.
   Ahí viene otra “Hola todo bien”, seguí de largo, tuve miedo de matarla.
                                                                 

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