martes, 10 de enero de 2017

SR BLACK


   Se hizo tatuar una bikini negra, sus pezones no soportaron las agujas y quedaron como dos rositas en relieve. Basta de comprar mallas todos los años, basta de malla mojada. Se sintió sola, las playas tan concurridas la agobiaban. Miraba tipos, pero ninguno la invitó a nada. Pasaban los días y seguía tan sola, que le pidió al Tattoo que le pintara un abrazo negro, la cabeza del tipo la quería en el hombro derecho y los brazos le daban vuelta la espalda. Por delante se tatuó el tipo recostado sobre su lado derecho. En el baño se miró y por vez primera sintió que un hombre estaba a su lado, pegado a ella misma. —Señor Black ¿Puede desplazarse que quiero ver las marcas del sol que dejó mi bikini?
   Él se sentía protegido en aquel abrazo sobre la piel de ella. Esa noche durmieron juntos, se bañaron juntos. Ella se besó el hombro y el Sr Black tuvo cosquillas. —Tenga cuidado, el Tattoo pidió que no se rasque.
   Por fin tenía pareja, paseaba orgullosa por la playa, en pareja. Los hombres parecían pensar 
—Ahora que vas con ese tipo encima, parecés hermosa.
   Se cansó de llevarlo, hasta el sanitario inclusive, leer con su cabezota apoyada. Cocinar lejos de las hornallas.
   El Tattoo la invitó a una convención en Barcelona, ganó el Primer premio “Dos en Uno”. Festejaron los tres tomando birra. Le dio laburo al Tatto explicarle que eran ellos dos, nada más, el tercero era un tatuaje, no otra persona. Llegaron a ser amantes aplicados. Ella lo despedía haciendo el amor una vez más, para no llegar tarde al laburo. Cuando quedaba sola le contaba los avatares de su relación al Sr. Black. El tatuaje pedía —Le ruego no diga más, yo sé todo, a veces me siento puto, tengo ganas de borrarme, será doloroso para ud. Pero lograría mi libertad.
   Ella lo miró con ojos de gata enojada —¿Y con quién voy a charlar si se va? No, de ningún modo, si lo pierdo me muero.
   Cuando regresó el Tattoo de su laburo, ella agonizaba.
   Estaba su brazo desgarrado, su estómago abierto y la espalda lijada con cuchillo de profundidad.
   Una cabeza negra rodaba por las escaleras.
                                                                 

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