jueves, 19 de enero de 2017

CHIQUERO

                                                 
   —Después de la fiesta no lo vi más, busqué hasta en los baños, viste que a veces se da, en películas ves el touch & go de un casado con alguien que se encargó de ponerlo bien borracho y el personaje se tienta y la sigue…
   —Bajá un cambio, que te va a hacer mal, ¿no pensaste que se aburría y salió a dar una vuelta?, vos lo conocés.
   —Me doy cuenta que sí lo conozco, sé que es fiel y lo quiero y lo necesito. Ahora que engordé, él  me prende el corpiño, yo no llego. La última vez que le pedí ayuda con un cierre en la espalda, dio un portazo diciendo que me arreglara sola. Hay algo raro ¿Volverá? ¿A vos qué te parece? Si no viene me mato, te juro que dejo de respirar.
   —Tenele paciencia, es como un animal gordo que se toma tiempo para ir y volver. Una tortuga, o un perezoso, ningún apuro. Se olvida de lavarse los dientes y en los calzoncillos encontré…
   —¿Y vos cómo sabés esos detalles?, bueno en realidad no me importa, escuché el auto, ya está acá, entró soltando un eructo, aterrizó en la cama, ya empezó a roncar.
   —¿Viste que te lo devolví temprano? No sabés cómo estaba, no quería salir de mi cama. Cuando me hablaste, le tapé la cara con la almohada. No quise que escucharas.
   —No tenés filtro hija de puta, usá rouge indeleble, tiene la camisa roja. Mañana la llevo a la tintorería, dejá pagado que yo la retiro. Te cedo los derechos del cerdo. Esperá afuera boluda, lo meto en el auto con ayuda del portero y lo tiro en tu casa, sin ayuda de nadie. Es todo tuyo. Vos tuviste noticias nuevas para mí, yo también, la mía es una noticia encantadora. Tu hijo, en la cama, es una fiera.
                                                         

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