No tengo amigos,
él era un amigote. Casi me atropella, cuando se quitó el casco lo reconocí.
—¡Cómo está el tránsito, vos viste?
—¡Cómo está el tránsito, vos viste?
Hipócrita, yo
llevaba mi mochila con el pasaje a Irlanda, euros, dólares y poca ropa. —Dejá
la mochila en el canasto, subí que te llevo.
Cuando pasé una
pierna, se fue a mil y me dejó tirado en la calle.
Pasó un micro
por encima de mi pie izquierdo. Me internaron en el Hospital que blanqueó su
nombre: “Hacemos lo que podemos”. El yeso que me pusieron pesaba más que todo
mi cuerpo.
No denuncié el
robo, como hace todo el mundo, sobre va, sobre viene y yo no tenía nada para
poner dentro del sobre. Tomé un micro que se llevó puesto un motoquero. Bajó el
pasaje entero. Estaba mi mochila, la calcé en la espalda y tomé un taxi hasta
Ezeiza.
El tachero me
contó que un micro mato a un tipo sin casco.
Yo suspiré hondo,
estilo condolencia, —Y bueno, así es la vida, dios nos da y dios nos quita.
En el avión,
para gran asombro de mi compañero de asiento, saqué un alicate y chau yeso.
Llamé a la
Azafata, que lo trasladó al fondo, entre el pulgar y el índice, muerta de asco.
No me importó. No me importa nada de este país. Me extradito por decisión
propia. Irlanda me espera. ¡Guau! 
No hay comentarios:
Publicar un comentario