sábado, 27 de mayo de 2017

RERECORDAR


   Dividieron la casa, por el sauna, por la pile y pores más.
   Sin dinero, media sombra y junco fueron los límites. Rogaban al arquitecto por separado, cómo hacer más hermética la separación de la casa.
   Se levantaba tarde y salía al balcón en bata y mechones revueltos. Él la esperaba para ver su cara, los ojos, qué dirección tomaban, sus comisuras. Usaba largavistas de teatro. Dos saludos al sol, de su yoga y desaparecía de sus prismáticos. Él se rascaba, porque le picaba, no por la libido y la espiaba por aburrimiento, a falta de pasquines, de cable, de Internet. La venta de sus autos eran los ingresos para ambos.
   Ella preparó dos cafés y por costumbre y olvido, lo invitó a su balcón. Salió de la pileta y entró mojado.
   Se sentaron frente a frente. Él tomó sin hacer ruido por primera vez en su vida y no levantó el meñique. Iban a comentar la poda que debían encargar. Cambiaron de idea, olvidaron el resultado costoso. Iban a pensar el viaje de diciembre y recordaron con tristeza que tampoco. Iban a despedirse y ella lo abrazó. Él recordó que no se había lavado los dientes. Pondría gesto de asco al aliento y le clavaría las uñas, en el cuello, como si la apasionara. Recordó cataratas de situaciones, rayanas en la injusticia y agradeció al cepillo de dientes, su llamado.
                                                                                    

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