miércoles, 2 de mayo de 2018

OJOS VACÍOS



   Vinieron por tres días los tres, mi hijo que charlaba con su padre y cualquier intervención mía la seguía un “No”, que su padre secundaba.
   Su pareja, Remedios, se parece al personaje de Cien Años de Soledad, se desliza como si comenzara a levitar y sacudiendo el mantel, llegar al cielo.
   Mi nieto, que tiene una conexión permanente al celular, la compu y su equipo de fútbol.
   Cuando están por venir lloro de emoción. Mientras están hay un goce de mi hijo, por oponerse a mí sobre cualquier tema. Lo más absurdo es que dando un giro, pensamos parecido.
   Me hizo llorar tres veces, nos gritamos dos días, cuando se fueron lloré por su partida.
   Mi hijo agregó una nueva palabra para denostarme: “boluda”. La heladera que se llenó para su llegada, cuando partieron abrí y estaba vacía. Caben dos posibilidades, el eterno Edipo o que él esté en lo cierto, soy “boluda”.

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