jueves, 21 de junio de 2018

BAJO 0°


  
   Están de moda las monarquías, Reinas, Reyes, Príncipes, Princesas, amantes de todos. Han bajado un poco, sólo un poco al pueblo de las clases medias corruptas, disfrazados de nuevos ricos, con títulos de nobleza, futbolistas, conductores gritones de programas bizarros.
   Hubo -1° en la terminal de Tandil, se amucharon las personas en situación de calle, había poco diario y se envolvían en frazadas, tan finitas que un diario habría abrigado más.
   Cinco llamados al municipio, para que “haga algo”, justo eso que es lo menos, casi nada, diría, saben hacer. Ningún rico aspirante a rey, se acercó a la hipotermia que pudo matar. Los únicos que movieron fueron los de esas religiones raras, evangelistas, rechazo de muchos. Aparecieron con ollas de comida, los abrigos que pudieron y estuvieron a su lado. No escribo más porque salió en los diarios locales.
   De 140.000 habitantes, sólo se supo de cuatro en la terminal, hasta que los echaron. Cuatro personas, cuatro. La gente se volvió endogámica fanática, llegaron a retorcerse tanto que mordieron sus propias colas y no había suero antiofídico porque hospitales, farmacias y droguerías adhirieron a una huelga de veinte años. ¿Y el Intredente y sus Conejos Delirantes? Los cincuenta mil entre soldados, vigilantes, azulitos, naranjitas y “—Nueve años tengo y quiero ser cana.”
   Decime, Intredente con esa cara de pelotudo que tenés: ¿no podés hacer nada? Entonces andate, abandonen ese municipio de mal gusto y algunos pobres entrarán bajo techo, tienen también la catedral, donde concurren los hipócritas. Es un buen espacio cubierto. Allí hay mucho lugar. Algo es algo. Les pido a las buenas personas de Tandil, que  puedan, hagan algo, algo más que mirar la pelotita.
   Tandil, ¿me avisás, cuando sepas la razón de tu existencia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario