viernes, 8 de junio de 2018

PIANTÁ DE AQUÍ



   Hoy nos levantamos a las seis para llegar primero. El rito de prepararse, desayunar, tomar unos mates al llamado tripero y la ducha rápida. Él, hoy olvidó los anteojos.
   —Lo lamento, no traje los míos.
   Se enoja consigo, se enoja conmigo, putea el andar errático del tránsito. Corrí a la fila, sólo cinco personas audaces y molestas viven a dos cuadras.
   —¿Uds por qué vienen a chupar frío tan temprano?
   Me miran mal: —Yo quiero ser el primero.-Dijo uno-.
   Los otros tenían el mismo argumento. Llegó él, agitado de puchos nocturnos y tres matutinos: 
—Tengo que cargar la tarjeta de estacionamiento, vos quédate en el lugar, abren a las diez, antes llego, no te preocupes.
   Me dice al oído: —La plata de los impuestos la llevo yo, es mejor, por las dudas…
   Abrieron el Banco a las diez, él no llegaba. Entré y pedí un número. Me fijé en la cartera, estaban las tres boletas sin importancia, luz, gas, agua, prolijas como le gusta a él, pero del dinero ni noticias. Crucé a la plaza, yo estaba helada, cero grados y necesitaba aire. “Ya va a pasar”-Me decía a mí misma-.”Ya va a pasar…”
   Pasó en una Minicooper, con otro hombre que yo desconocía. Fumaban un habano cada uno, se reían, él miró el banco de la plaza y a mí, le causé risa, llegó a la carcajada y en un andar errático, desapareció.
   —¿Ve Oficial por qué asiento mi denuncia?
   El Oficial preguntó al Cabo: —¿Esta Sra,  pagó los impuestos?
   El Cabo movió la cabeza negando. El Oficial dijo: —Lo siento Sra, pero no puedo tomar denuncias de personas que no pagan sus impuestos, órdenes de arriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario