Entraba al
taller como loca perdida: —¿¡Quién me robó los anteojos!? Esto es un quilombo,
¿dónde están? Vos fuiste el último, Tacho.
Bibi la miró: —Los
tenés puestos, Isabel, entraste con los anteojos puestos.
Aún con
anteojos, Isabel Nobanco no veía nada: —Bibi, hace cuatro días que no me baño,
¿puedo ir a tu casa? Me olvidé, con esto de los días, me baño mañana, me baño
pasado y ahora que te miro me acordé que vivís cerca, bueno te veo.
A la media hora
llamó al Decanato para que le dieran la dirección de Bibi, era urgente. Atendió
la Secretaria que conocía su locura y le informó, ni las gracias le dio Isabel,
le cortó en la oreja.
Quiso hacer
rápido por temor a olvidar de nuevo. Entró sin llamar, abrió la puerta del baño
y la ducha. Miró a Bibi de memoria, tenía los lentes empañados: —Yo me siento
un rato, fumo medio pucho y me meto.
La puerta la
cerró un hermano, que la vio abierta. Pasó media hora e Isabel no salía. Bibi
golpeó y ella le dijo: —Pasá.
Estaba sentada,
todavía no se había metido:
—Vos sabés que perdí los lentes, ni me pude sacar
la ropa…
Bibi,
exasperada, le señaló que los tenía puestos, ella se los quitó, cayeron y
rompió ambos vidrios. Estuvo en la ducha y pasó una hora. Resignación general.
Por fin salió
Isabel con la ropa chorreando:
—De paso lavé lo que tenía puesto, no recuerdo
dónde dejé mi otra ropa, los anteojos no me preocupan, igual no veo nada. Tenía
cita con el oculista, pero me olvidé para cuándo y a qué hora. No estoy
enamorada, pero me olvido de todo.
Notamos que se
puso panzona.
—Me olvidé que
hacía meses que no menstruaba y encima me olvidé que la panza era un embarazo,
obvio. Sabía quién era el Padre, porque me dijo que quería tener un niño
conmigo. Pero me olvidé quién era el tipo, si lo encuentro no sabría de dónde
lo conozco, no me acuerdo el nombre.
Tacho le dijo
que el viernes era el Final, pasó la semana.
—¿Hoy era el Final?
Qué lo tiró, mejor porque me olvidé de todo lo que estudié. Con el Bebé pasó lo
mismo, lo olvidé en el micro, tomé un taxi hasta el fin del recorrido y allí
estaba, lo tenía el Chofer en brazos, era el mismo tipo que me dijo que quería
tener un niño conmigo, yo le tenía que decir algo y me olvidé qué se dice en
esas circunstancias, no me acordaba el nombre. Yo no soy burguesa ni ahí, pero
que el Bebé tuviera un Padre micrero, me pareció un bochorno. Igual le pregunté
cuánto ganaba, eso sumado a lo que me manda mi hermano, alcanzaba. Ya se quería
casar el tipo, casi le digo que sí, me olvidé los tres matrimonios de mierda
que tuve antes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario