martes, 12 de junio de 2018

PECULEADOS



   No es de buena persona, promover una cola de tres horas a temperaturas bajo cero, a la intemperie y los arbitrarios vientos arrafagados, que parecen arrancarnos de las paredes. En este pueblucho tenemos un Intredente incapaz de ver que un viejito colero se está poniendo azul y no decidir una techada, una calefacción cenital, por poner un ejemplo entre cientos, el tipo es un incapaz.
   A mí las injusticias me tornan insolente, bizarra, grosera: pero tengo algo que en este tiempo ha dejado de importar, si quiero hablar bien, en un lenguaje coloquial civilizado, puedo hacerlo. Hablo de la mañana de hoy,  soy una persona vieja pero con un espíritu adolescente, polenta, setentista, sobreviviente y luchadora. Después que me congelé fui al Contador para entregar casi todo el dinero que tenía en el Banco. Hay una chica que atiende los pacientes del Contador, allí nos enfermamos todos, los números se transforman en un virus que no te abandona. Con toda su santa paciencia, me explica por qué es esta retención, por qué debo pagar ahora o ahora, por qué el Impuesto a las Ganancias supera a mis ingresos, dejo de escuchar estos argumentos, que son argucias del robo y me retiro.
   Paso por el Edificio Latrocida y desde la puerta grito: —¡Borlunghi Chorro!
   Luego paso por el costado y repito mis epítetos con la voz ensordecedora del odio y la impotencia. Hoy había un tipejo con cara de forro, que hablaba de mis dichos, por un telefonito. Venían dos canas en sentido contrario y el muy boludo dijo: 
—Agentes, detengan a esa mujer que insulta al magno edificio y llama chorro a su máxima autoridad.
   Los canas lo miraron: —¿Y por qué?, si la mujer tiene razón.
   Sigo caminando, entre hojas secas, haciendo sanguchitos de soretes. El magno edificio ¡¿cómo no a va estar rodeado de mierda?! Los perros opinan, hasta ellos se dan cuenta.
   Cuando voy por mitad de cuadra escucho: 
—¡Señora! ¡Señora! ¡Señora!
   Giro y era el tipo del telefonito: —¿Qué necesitás?
   Puso cara de importante: —Soy de Radio Bosta y quisiera que por este medio, me explique a qué se debe su disconformidad.
   —Si no sabés vos…debe ser que alguien te dará unos manguitos, robados al pueblucho.

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