miércoles, 6 de junio de 2018

QUE NADIE SEPA



   El tamborcito me lo regaló Rita, cuando cumplí dos años y lo escondió mi madre, cuando tuve cuatro. Aguantó bastante, la pobre. Tenía hermanos antes que yo y después que yo. El séptimo era el único que tenía ideas, luego fueron ideología, se fue de casa para no comprometer a todos. Y se lo consideró desaparecido. El hijo preferido de Mamá, la volvió loca, ausentó su memoria y perdió las palabras. Papá la llevó a Irlanda y allí viven como si fueran nuevos. Nosotros quisimos quedarnos con Rita, que había perdido cinco hijos y un marido, en las mismas circunstancias que mi hermano. Nos recibió en su casa, se encontraba con el mismo deterioro que ella, la hicimos reparar, agrandamos las ventanas y achicamos la puerta de entrada. Ignoro la razón.
   Cuando cumplí treinta y tres años pensé que moriría y me pareció bien, muy bien. Pero con esta mala suerte que tengo, no sucedió. Tía Rita, ahora le decimos así para que sienta que somos parientes, encontró el tamborcito en nuestra casa primigenia. —Llegué a tiempo, sobrino, las ratas parecían dispuestas a comerlo.
   Todavía tenía los palillos, le mostré cómo tocaba con el tamborcito entre las rodillas. Los redobles conmovieron hasta a mi padre, que para nuestros cumpleaños, nos visitaba, sin Mamá, que tenía 43° de delirium tremens, y estaba convencida que nunca tuvo hijos. Descubrí mi vocación y les conté a todos: —Primero voy a estudiar batería con un gran Maestro y cuando me dé cuenta que sé, uno sabe cuándo sabe,  le diré al Maestro: good bye. En esta profesión, hay que saber inglés. Formé un grupo de jazz con tres amigos. Teníamos conversaciones de músicas, antológicas. Los admiradores nos llamaban: “Dave Brubeck Quartet”. Nuestro perfil era underground 100%, una noche, entre el público, encontré a mi hermano desaparecido, que no le avisó ni a Mamá. Gritaba mi nombre, no lo saludé. Soy un músico con ideas, tengo ideología, eso me permitió hacer de cuenta que no existía, después de todo era un desaparecido, hasta de la memoria de mi madre.

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