domingo, 23 de junio de 2019

COINCIDENCIAS



   Esperando la lancha, una chica contenta de nada, vacía de todo, le preguntó de dónde era, adónde iba, cómo se llamaba, cuantos años tenía. Cuando llegó la lancha, sin él haber contestado ninguna de sus preguntas. Ella tomó para otro lado y le contó al toque, o melhor lugar do interior es Mina Gerais. Tres veces con señas, a los gritos y Boa Sorte.
   A Marcos le asombró la coincidencia, quería un interior con chorros de agua, de cualquier altura, se llamaban cachoeiras. Visitó la más notable, según el dueño de una cabaña que le alquilaba. Se introdujo en el mato, gracias meu Deus y gracias garota tonta, voy a tomar nota de lo que veo, las fotos están en todas partes, lo que escribo será tormentoso sin tormenta y verdadero con mentiras.
   Marcos escuchó una voz de pito, la mina de la microlancha, lo llamaba con gestos, pensando que era sordomudo, otra coincidencia.
   Esta vez le respondí. —Mirá qué cosa , venir a encontrarnos aquí, ja!, te dejé muda por fin, no soy ni sordo ni mudo.
   A Marcos le pareció una chica muy joven con tetas incipientes, una cintura de niña y un culito prometedor. Tenía catorce años, con una seducción de treinta. —¿Sabés que mi viejo te conoce? Vos te alojás en su cabaña y le caés rebien. Hoy cocino yo, preparo unos tragos que invento. ¿No querés venir a la noche?
   Acepté, compré una muñeca de regalo para Rita, que de contenta hizo trizas tres platos y cuatro copas. Apareció el Padre, tenía unos diez o quince años más que yo. —No hay problema, la comida y los tragos los termino yo, mientras ella juega a tener cinco años. Te pido un favor, Rita es especialista en romper corazones, vos seguro sos su próxima presa. No te dejes. Me da terror que se vaya, como lo hizo su Madre.
   Rita llegó con la muñeca envuelta en una sábana y tenía una tetilla al aire, me miró con ojos de vaca. —Tenía hambre, quién sabe si le dieron la teta.
   El Padre se acercó y dijo: —Qué linda nieta tengo. Mañana la bautizamos en la cachoeira de las cabañas.
   Bajaba el agua con tanta fuerza que se llevó la muñeca, Rita lloraba y me pedía otro bebé: —No quiero uno comprado, uno de verdad quiero.
   El Padre mesaba su barba. —Pero ni siquiera sos Señorita.
   Rita, con ojos de diabla, le explicó que hacía dos meses que tenía sangrado y dolor de ovarios, usó tampones que fabricó con filtros de cigarros. 
—Marcos, yo gustaría mucho que me hicieras un hijo, si es que no te importa, mis tetas tardan en crecer.
   —¡Rita no digas disparates! Si te vas yo me muero o te sigo.
   Esos proyectos no eran los míos, dejé el valor de mi estadía a una Mucama y me fui como vine, a cualquier lugar. Atravesé mato y en un recodo tuve ganas de comer, abrí la mochila y hecha un ovillo, Rita salió y se enroscó en mi cuerpo, no pude despegarme y ella tomó partido de mí y abusó. Me volví sordo y mudo, haciendo dedo llegué a las Cataratas del Iguazú. La saqué del bolso, le miré la panza y ya se encontraba en estado interesante. Nos instalamos en una casilla de madera y al día siguiente, teníamos al viejo en frente, dijo desafiante:
   —Donde va Rita, voy yo, es mejor que aceptes, o mi nieto será huérfano. De lo contrario, contarás con un Niñero experto, bautizaré al niño no nacido, en la catarata más alta.
   Se llevó de prepo a Rita,  que cayó como una mariposa en medio de un estuario natural. La salvó la pancita que le hizo de flotador. Llegó de improviso mi Madre viuda, que se pegó a mi Suegro, como Rita hizo conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario