—Male, nosotros
empezamos el día de la Primavera, las flores tenían olores intensos, los amigos
una vibra. El que te convidó y vos en agradecimiento le vomitaste todo el baño y
gritabas: “¡Sáquenme esto de encima”. Lo fuimos a ver a Rufi, él me dijo que te
metiera en la cama, con las ventanas abiertas. Amaneciste pidiendo más, soñaste
maravillas y yo me alegré, no me hubiera gustado una novia careta.
Mientras él
habla, recuerdo que sembramos unas moño rojo, te daban vuelta, en el Parque
Pereyra Iraola, íbamos a regarlas tres veces por semana, la última vez las buscamos
empecinados y nada, nos las robaron.
—Después puse en
casa, en latas ¿te acordás Male? Las tenía que correr dos veces por día para
que les diera el sol. Mi viejo se dio cuenta y el muy turro les tiró lavandina,
qué ganas de darle una trompada. Ahorrábamos en dólares y nos íbamos tres meses
a Buzios, nos regalaban del bueno, dormíamos en una Posada frente al mar.
Estábamos fumados todo el día, vendíamos artesanías a los ricos de Río, con un
collar comíamos tres días. Nos volvimos en avión, pero esa vez no hicimos ni un
fino, evitamos marearnos.
—Sí, pero ahora
¿qué hacemos con Ceci y el novio nabo de Angi y Sofi?, que se corta sola y compra
la boluda. Estudian fumadas, ignoro cómo hacen pero aprueban todo. ¿Te acordás
que antes fumábamos delante de ellas? Les pedimos que no le dijeran a nadie y
regambas las tres. Ahora no sé qué hacer, me dejaron un bagullo en la mesa de
luz. Ahora fuman en todas las películas, tendrían que legalizarlo, después de
todo viene de la tierra, es algo sano.
¿Qué hago, le
digo? —Male, yo las autoricé que usen la pieza del fondo para hacer un in-door.
No gastan en comprar, que es peligroso en este país de mierda, lo hacemos
jurando que es de uso familiar y chau carajo.

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