domingo, 16 de junio de 2019

ES FAMILIA



   —No sé para qué existe la familia, te quieren, te protegen, te detestan. Ésta última fue mi relación con la familia. A vos, único sobreviviente…
   —Bueno, pará con los reproches, se dio así.
   Esos ojitos de cuis, pero verdes. —¿Sabés que tenés ojitos que podrían ser de mar?, pero son riachuelos, charcos pisoteados. ¿Te acordás cuando le dijiste boludo a Papi? Lo más triste fue que lo venías caminando de hacía rato. Papá era un santo no sólo con nosotros, con el mundo entero, perdonó a su hermano, a Mamá, a vos. No son reproches. Yo no quiero nada de vos.
   Puso la boca finita y su nariz ciranesca, se volvió espada. —Ya que estamos cara a cara, ¿sabés cómo quedaron los viejos cuando te fuiste sin decir nada?
   Está solo y se la banca, aunque cien personas lo circulen, está solo.
   —No había nada que decir, Mamá mandaba, todos obedecíamos. Fui mi propio arco y la flecha dijo andate. ¿Vos sabías que Mamita querida me corrió con un cuchillo? Me salvaron los vecinos. ¿Sabías que me encerraba en el sótano, hasta que se me partían las tripas de llorar? Entonces abría. Yo tenía nueve y te cambiaba pañales, te daba la mamadera, me levantaba cuando llorabas de noche y más. Fuiste mi hijo tres años. Un hijo insoportable, por cierto.  
   Ahora me psicopatea con que va a cortar. 
   —Tenés cinco minutos más, decime, necesito saber por qué los mataste, aflojaste cuanto tornillo lleva un auto, perdieron la dirección, eso no tiene explicación.
   Resopla. —Si no fuera porque murieron, no tendríamos de qué vivir, además Papá te quería tanto, fue su inconsciente. “Los chicos se quedan con la fábrica, tienen el porvenir asegurado.” ¿Te acordás o no?
   Era difícil contestar entre separadores de aglomerado y veinte teléfonos en conversación.
   —Yo no soy mejor que vos, sí, sería capaz de asesinar, así dicen los honrados con escrúpulos, los que saben discriminar. Este lugar lo pago yo, para que no salgas peor de lo que sos, es limpio, la comida es buena y estás solo como te gusta a vos. En cuanto a la Fábrica, no la necesito. Vivo de mi trabajo. Cuando quieras, te la podés meter en el c…
   Sonó la voz de un Guardia. —Terminó el horario de visitas.
   Se abrió un pasillo y lo vi caminar en fila como cuando iba a la Facultad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario