—Buenos días,
voy hasta Corrientes al XXXI.
Va rápido,
excelente conductor. —Me bajo acá, es cerca.
El Chofer la
bichó por el espejito. —No es aquí, debe tener alguna confusión.-Contestó en
voz alta-.
—Yo soy de acá,
no me haga lo de la voltereta para cobrarme más, Ud es un maleducado, si yo le
digo acá es acá.
Él la miró por
el espejuelo y andaba rápido esquivando los de la mano contraria.
—Baje la
velocidad, ¿A dónde me lleva?
El Chofer hizo
media sonrisa. —No se me retobe, y con eso no quiero decir que sea Ud una yegua,
sé lo que hago.
Cuando entró a
terrenos baldíos, ella imaginó lo peor. —Mire, Sr Chofer, esta es mi billetera,
todo mi haber.
Él le arrancó la
billetera, la cartera y pasó la mano por el interior del corpiño. —No es lo que
se dice para culear, pero bastante bien, quería saber si tenía más dinero
oculto, muchas hacen eso. Con lo que hay puedo terminar de pagar mi casa. Tiene
cara de vivir sola, dígame su domicilio. Si lleva todo eso encima, es ricachona,
veamos.
Siguió rápido y
llegamos en minutos. Pidió las llaves, entró con una seguridad asombrosa, tenía
informantes, porque descolgó el cuadro y allí estaba la caja fuerte. —Siéntese
ahí y dígame la combinación.
Le salió de
maravilla, se reía como un niño autista. Sacó el bolso paraguayo que más amaba
y volcó el contenido total. Muy educado.
—Muchas gracias,
muchas.
Por fin terminó,
me desperecé. —Bueno, Chacho, ya entendí cómo se hace, sos un instructor
excelente. ¿Probamos?
Me arrojó las llaves y en una hora estuve en
casa. Tripliqué su robo anterior, me quedó todo muy cerca y el tipo era Juez,
no había caja fuerte, tenía todo en su escritorio como si fueran expedientes.
—Llevate lo que
quieras, hay mucho más, pero por seguridad, me mandaron a sitios que sólo ellos
conocen. Así es. Dentro de la Ley, todo, fuera de la Ley, lo menos posible. La
felicito, muy bueno su trabajo.
Chacho no lo
podía creer, con pasaporte en mano, cruzando el aire, comimos frente al Central
Park, no sabíamos que se podía entrar y nos sentamos en el cordón de la vereda.
Nuestra profesión era sustento vitalicio. Argentina, como no hay seguridad, es
muy cómoda para trabajar, toda zona liberada.

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