jueves, 10 de septiembre de 2020

DOS POR UNO TRES

 

   Los primeros latidos de la noche, se escurren intensos. El mundo es sólo para dos.

   Las risas del desayuno con tostadas quemadas.

   Adiós, me voy a trabajar, se dan besos y un abrazo apretado. “Te voy a extrañar”.

   Ella lo espera en la cama, antes de almorzar. Se le ofrece su plato preferido, sólo para dos.

   Se bañan juntos, enjabonan sus cuerpos, juegos de dos. Van a dormir sin decir, duermen.

   Mañana es domingo, pueden seguir haciendo el amor, con ojos cerrados. Ella le prepara el desayuno, para el peor día de la semana.

   Lunes, jugo de naranjas y un beso en la frente, como despedida. Terminan las vacaciones de ella, regresa cansada, tiene el doble de trabajo. Quedan dos en la oficina, dos echan. Es tan eficiente, que cuando llega él, lo saluda con la mano en alto. Él tiene hambre, ella le señala el freezer.

   Él duerme la siesta solo, ella desploma abajo y allí se queda. Dejan el dos y se transforman en uno. En ocasiones, dos por uno dos.

   Cuando pasa al lado del sillón, no la quiere despertar, pero le quita toda la ropa y se dispone a lo de siempre. “Me duele la cabeza, hoy no.” Pasan los días y siempre igual.

   A veces hacen el amor, ella mira al techo y él trata de repetir el primer día.

   Lo cotidiano produce distancias. Él se va sin saludar, para no molestar.

   Se encuentran una noche, con un latido nuevo. “Estoy embarazada”. Él se preocupa y no dice nada.

   Ve cómo crece la panza de ella. Le apoya las manos y la oreja, para escuchar.

   Se suman tres latidos. Un nuevo entusiasmo, mata la indiferencia de ayer y vuelven a hacer el amor todos los días. Asiste al parto de ella y se desmaya. Luego vienen los llantos y los pañales. Nunca más duermen de corrido.

   Nace varón y se llama Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario