En lugar de empezar la Primavera, comienza
el Otoño. Las veredas llenas de hojas secas.
Estos días
tienen sol, pero si salís al jardín, escuchás cómo se gritan todas las familias
linderas.
—Tendé la ropa
al sol, no entendés nada. Encima las colgás con un sólo broche. ¡Desgraciado!
Otra familia nos
pide a los gritos:
—Bajen la música
que estamos durmiendo la siesta. ¡Carajo!
Los del fondo
son los más groseros, se dicen de todo:
—Boludo.
—¡Vos sos una
conchuda!
—La puta que lo
parió, mierda. ¡Me cago en dios!
También dicen:
—En vez de lavar
la cocina, me voy a tomar unas birras, con los muchachos de la esquina.
—¡Cuando vuelvas
me divorcio, qué tanto joder!
Y así todos.
Optamos por ir adentro, apagar la música y dormir la siesta. Nos levantamos con
mucha bronca, mucha. Puteamos a Alborto y a la Perra, que se llevó hasta la
poca guita que nos quedaba. Un Gobierno corrupto que debiera tener el Covid-19
y morirse todos juntos. Si siguen jodiendo, los van a cagar a tiros y los
Vecinos, que se metan adentro, con esas palabrotas que hacen doler los oídos.
Guarangos, ignorantes y Kakonchos.

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