lunes, 7 de agosto de 2023

LÍDER DIFERENTE

 

   Varias aulas tenían horas de clase, con el Profesor más alegre, histriónico, creativo y además con talento. No existía faltar al Colegio, a los que le dolía la cabeza, los agarraba de los tobillos y los tenía tres minutos perpendicular al piso y chau dolor. Al principio era un mareo placentero y después nos curábamos. Hacíamos quinta y los frutos y las hojas sustentaban un almuerzo nutricio.

   Teníamos turnos para limpiar la cocina y otros se encargaban de los pisos. Prescindíamos de Portera. El Ministerio de Educación lo premió con una medalla por su invención del libre albedrío pedagógico. Abolió las notas, todo teníamos siete.

   Los fines de semana lo extrañábamos, eran sus días libres, para estar con su novia.

   —¿Vieron los ojos del Maestro Tupac los lunes?, los trae entornados, la novia debe ser más jodona que él.

   Habla por celular en el recreo y es ella, porque se escucha: “Sí amor…, te lo juro, amor.” Todos dedujimos que la novia de Tupac, se llamaba “amor”.

   Hace tres años, él empezaba las clases llorando y no se podía detener. Todos estábamos tristes. Tupac no comía ni dormía, dedicaba el día entero a llorar. Fue la Directora y le preguntó qué le había sucedido.

   —Mi novia me dejó y este dolor me hace llorar día y noche.

   A esa altura no podía contestar, sólo lloraba. Como no dictaba clases, el Ministerio de Educación hizo saber que ese año lo dábamos por perdido, eso decía el Protocolo.

   Nosotros íbamos igual al Colegio, leíamos nuestros libros, unos a otros, dábamos exámenes frente al escritorio vacío y nos poníamos siete a todos.

   Un día de sol nos sorprendió, entramos a las aulas y el agua nos llegaba a las rodillas. Tardamos en darnos cuenta que no era una cañería rota como todos supusimos. Con el agua a la cintura, estaba Tupac, de sus ojos provenían lágrimas, con la fuerza de dos cataratas, quisimos sacarlo de allí.

   De a poco las lágrimas mermaron, Tupac se puso de pie.

   —Ahora les doy la primer Clase, necesitamos todos los secadores que tengan en cada casa. Nos van a quedar las columnas y los brazos, hechos pel…digo cansados.

   Mientras él pasaba el secador como un campeón de secado, hablaba solo, era natural después de tanto silencio.

   —Esa zorra de mierda, las cosas que me hizo pasar y yo le decía amor, a la traidora que se fue sin avisar y me hizo quedar como un boludo. Lloré hasta que me sequé y ahora quiero tomar toda el agua del mundo, para poder olvidar y a la turra putarraca, que se vaya a recagar.

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