martes, 29 de agosto de 2023

Y...HABER HABÍA

 

   A precio muy accesible había una casa vieja en un médano ante rodeado de follaje, sin ninguna construcción a su alrededor.

   Se fueron a vivir las tres, el primer piso lo ocupó Julieta, el segundo Rosita y en el último la instalaron a la madre entrada en años roncaba en demasía, le agregaron una puerta blindada.

   La casa estaba amueblada, hasta vajilla había. Toda cubierta de sábanas blancas y así la dejaron. Mientras Julieta dormía se hizo un agujero en el empapelado, era ella misma, pero con cara de monstruo hambriento, prendió la luz y se desmayó cuando miró al espejo. Rosita no conciliaba el sueño, algo raro pasaba en sus aposentos, una viga le cayó encima. Se tomó de la cintura y era Rosita partida en dos.

   Con el torso fue a ver a su hermana que le abrió y le pegó dos arañazos en la frente, quedó ciega. El monstruo de Julieta se asombró, le dio hambre y comió a su hermana hasta la cintura, más no había.

   La madre se durmió con el tejido en la mano. Soñó que sus hijas le venían a dar de comer la otra mitad que había sobrado. Se despertó sin nada de hambre y trasvasó la puerta blindada.

   Pidió un Uber mientras les gritaba:

   ─Vamos chicas! Que lo que pasa aquí no me gusta nada. Yo no creo en esas cosas pero esta casa está embrujada.

   Alcanzó a escuchar voces medievales que susurraban.

   ─Por fin se van, esta es nuestra casa y la vamos a recuperar. Son unas tilingas transformistas, por eso huyeron.

   Las chicas y su madre mantuvieron en silencio lo que pasó. De todos modos nadie les hubiera creído.

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