Los domingos
comíamos en lo de Tony y Gaby, era un rancho con piso de tierra apisonado,
cuatro mesas, dos ventanas, una cocina, mesada exigua. Hacían las milanesas más
ricas del mundo.
Sólo íbamos nosotros
y llegaban, después de misa, un matrimonio joven con muchos hijos. Ellos vivían
a 100 metros, en una casa visualmente larga, con dos quiebres que la
presentaban grande, para las casitas arranchadas
perdidas aquí y allá.
Ésta era de
ladrillos, techos planos y enrejada como una prisión. Ellos, dos profesionales
de prestigio conocido y un notable crecimiento económico, sano.
Con Gaby nos
preguntábamos quién limpiaba aquella casa más grande que el paisaje, nunca se
veía a nadie que no fueran ellos, con tres niños y uno en camino.
Hablaban poco,
raro, los hijitos también hablaban poco. Un día Gaby se preocupó porque pasaban
móviles policiales a todas horas, los caminitos eran de tierra y el polvo
quedaba suspendido. Gaby era muy
hermosa, por lo tanto discriminada, hasta no fue aceptada en un Taller
Alfarero.
Partieron al
sur, no podían sobrevivir con cuatro clientes. Gaby me confesó que por primera
vez se iba de un pueblo sin extrañar nada en absoluto.
—Además nos quedamos sin
conejos.
Ay, dije yo. —Con
lo lindos que son.
—Y útiles. -Dijo
Gaby-. Con eso hacíamos las milanesas.
Casi vomito,
bueno, lo pasado digerido, mejor olvidar.
Una noche,
ausente de móviles, siete camionetas de mudanza se llevaron todo de la casa
grande. La flía partió de vacaciones por sólo dos días. Mientras, las mudadoras
hacían su oficio, la gente de los ranchos miraba, sin decir, con gestos de
perversión en las caras.
Computadoras a
granel, electrodomésticos, mobiliario, ropas, etc, etc, todo. Los policías
interrogaron a la gente lugareña, llegando a nosotros que vivíamos en la City y
los sacamos del orto. Al cobarde le pegás cuatro gritos, convencido, y se
pierden. Tony y Gaby desparecieron el día anterior al robo. La cana paró con su
investigación a las 48 hs del suceso.
La parejita no
volvió más a la casa vacía. Pasaron cinco años y no logra venderse.
Grosero esquema:
vigilancia, casa de rico, robo imprevisto, no esclarecido, caso cerrado. ¿Y Tony
y Gaby? En Tandil, puertas sobran.
—Y no te hagás
el boludo, que sabés bien de qué hablo.
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