—Tuve un
disgusto en el Banco, 2 hs de espera, con vientos helados, arrafagados, por
cuestiones de protocolo no me fue permitido refugiarme dentro. En un país,
donde con el protocolo se limpian el culo, los mafiosos poderes legislativos,
ejecutivos, judiciales y demás caterva de inútiles. Sapos y culebras salieron
de mi boca. Una Sra de la cola, dijo “Guarda ‘sta chica con la presión”. Muy
atenta la Sra, busqué mi presión y no la encontré por ninguna parte, miré bien
las baldosas, mis zapatos, abrí mi cartera, le toqué el sombrero al Sr de
adelante, no la encontré. Por eso lo vengo a ver Dr.
—Tranquila, Sra,
respire hondo y al exhalar diga OMM.
Antes era
treinta y tres, ahora es OMM, yo cuando se hacen los modernos los mataría, pero
me atuve a su pedido.
Cinturón en el
brazo, una cosa fría que pasa por debajo y un soplete de perfumero antiguo,
algo para medir. El Doc le daba al soplete y miró los numeritos como diez
veces. No decía nada, pero lo vi blanco y pregunté cuánto tenía de presión, me
asusté. —Mire Sra, Ud no tiene presión baja, ni alta. Le seré sincero, su
corazón late normal, los pulmones cumplen su función, en fin, todo su organismo
está perfectamente organizado. Lamento ser yo el que le dé la noticia, su
presión no es ni alta, ni baja, ni media. Ud ha extraviado su presión.
—Bueno, Doc,
llamo a la Policía y les pido que me la busquen.
—¡Ni se le
ocurra! ¿Ud piensa que si la encuentran se la van a devolver? Primero pensarán
que está mal de la cabeza y segundo ellos saben qué quiere decir prisión, pero
presión no tienen la más puta idea.
—Entonces, ¿qué
hago?
Puso cara de
envidia, conozco ese gesto.
—Sra, Ud es una
privilegiada, perdió la presión y vive perfecto. Olvídese. ¿Por qué se va a preocupar
por algo que no existe? Menos mal que es único caso, sino yo no tendría
trabajo. Vaya nomás.
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