jueves, 21 de marzo de 2019

¿QUÉ TE HICIERON?



   Se los olvidaron en un médano, todos los médanos son iguales, los llamaron con gritos no muy convencidos. Se perdieron entre los médanos.
   —Sara, ¿te parece que los busquemos?
   —Yo creo que son un gasto inútil. Es mejor librarlos a su suerte.
   Volvieron de la mano, se metieron en la bañera, no había jabón, no les importó, la arena salió. Corrieron a las piezas de los chicos y metieron todo en bolsas de consorcio. Ocupaban lugar y querían hacer otro baño y ampliar el escritorio.
   Llamaron a la puerta un día de lluvia: —Hola!
   —Hola!
   —Hola!
   Los tres, una verdadera desgracia.
   —¡Se puede saber por qué vinieron tan tarde! ¡Tenían permiso hasta las tres!
   Pirucho, el Padre, fue más benigno: —Decime, Sara, ¿quiénes son estos tres chicos? Viste que soy poco fisonomista. ¿De dónde salieron? ¿Cómo van a tocar el timbre a las doce de la noche? No les demos nada, si no, no nos los sacaremos más de encima.
   —Es obvio que sus Padres no los soportan y los tiraron por ahí, hay muchos Padres que últimamente hacen lo mismo, Pirucho, acordate, hace poco vimos tres bolsas de consorcio. Se escuchó una vocecita que decía: “Por fin solos! Sin nadie que nos mandonee, ni nos rete. ¿Qué les parece?” Y de otra bolsa escuché una respuesta: “Esto es lo más. Sería interesante que nos fuéramos antes que vengan los recolectores.”
   Nos dio pena que existieran Padres tan desamorados!

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