jueves, 7 de marzo de 2019

SE TRABAN



   El señor Watson, ocupaba un cargo de alta jerarquía en la sucursal principal de Western Union. Salió de su casa temprano, trabajaba tiempo completo, como sus subalternos. Llegó en un Cooper negro, lustrado al espejo perdido. Supervisó documentos para su reunión agendada, a mitad de mañana.
   Era concentrado y autoexigente, el Sr Watson. Circulaba pensando cómo desarrollaría él su tema, sin el recurso de mirar los documentos, la mirada firme, la columna erguida y las manos sobre la mesa. Ese gesto daba sensación de confiable. Doblando en una esquina, se distrajo y el Cooper le dio un golpe seco y fuerte a una moto, que conducía una chica de mensajería, de unos dieciocho años.
   El Sr Watson no se detuvo, por el contrario, aceleró para llegar puntual a la reunión. Dejó el auto en el último piso del building. Tomó el ascensor, se miró en el espejo, estaba blanco transparente y le temblaban las manos y las piernas, se le deslizaron papeles al piso. Trabó el ascensor, buscó la píldora para estados paranoicosos, la tomó sin agua, se atildó, hizo tres respiraciones profundas y bajó del ascensor. Alguien que esperaba dijo: —Este ascensor se traba a cada rato, ¿Nadie lo arregla?
   El Sr Watson se mordió el labio inferior para darle la razón al comentario sobre el ascensor. Dentro del recinto dio el saludo de rigor, todos lo miraban estilo “Tiene la palabra”. El Sr Watson hizo una exposición tan impecable y promisoria, que más que una intervención, fue una conferencia. Hubo sonrisas beneplácitas y palmadas de felicitación. Se despidió con rapidez, adujo tener otra reunión en breve. Esta vez usó la escalera, no fue a buscar el auto. Tomó un Uber hasta su casa. Era invierno y estaba empapado, de pies a cabeza. Tomó un baño de inmersión para estabilizarse.
   Salió en televisión, diarios, revistas, todos los medios de comunicación informaron como noticia principal del día, que una joven falleció luego de ser embestida por un auto veloz, nadie alcanzó a ver, hubo un testigo que dijo que era de alta gama, pero no dio tiempo a ver ni de qué color se trataba. El cuerpo de la joven, Sara Genoveva Virtual, sufrió una hemorragia terminal. El Sr Watson salió temblando de la bañadera. Se puso su bata inglesa, tomó asiento en el living.
   A las dos horas tocaron el timbre, eran tres Policías Federales, lo saludaron con cara de verdugos. —Sres policías, no fue mi culpa, la moto se me tiró encima, no atiné a nada, es más me pareció tan sólo un roce, por eso seguí, tenía una reunión más que importante.
   —Nosotros veníamos para anoticiarle que pasó dos semáforos en rojo y olvidó su auto en el building de Balcarce. Bueno, como Ud lo ha dicho, fue el autor del femicidio, deberá acompañarnos. Oficial, puede ponerle las esposas.  

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