—No vas a
comparar a Kitita, que es de una familia bien.
¿Y qué será su
marido Cesáreo, será de una familia mal?
—Una mujer que
tuvo relaciones con otro hombre, la noche de su casamiento. ¿Eso es ser de una
familia bien?
—Pero Mamá, sos
una burguesita ambiciosa. Hace unos años vos me contaste que la Madre de Kitita
engañaba a su marido con el socio y le daba chupones frente a él, que se hacía
el oso. Y la Abuela de Kitita dio el ejemplo, todavía se sospecha que envenenó a
su marido.
Ahora tiene cara
de indultar y me odia, siempre me odió, cuando tejía una verdad, que ella
tapaba con tierra, como el gato cuando caga.
Cesáreo se hizo
rico cuando el Padre le dejó pozos de petróleo, en el sur y otros lugares. En
cuanto mi Madre se enteró, hizo una comida en homenaje al marido de Kitita, no
era por el cumpleaños o por el aniversario, era por los pozos de petróleo.
Dispuso a Cesáreo entre Kitita y su mejor amiga. Nosotros éramos chicos y nos
apasionaba andar bajo la mesa y ver los franeleros, tocarse con los zapatos. Las
mujeres comer con una sola mano y con la otra haciendo caricias en el pantalón,
que no pertenecía a su marido. Algunas, audaces, llegaban hasta la bragueta y
el tipo derramaba el vino, de puro nervio o calentura, vaya a saber.
Cesáreo ahora,
con su cuantiosa fortuna, pasó a ser un tipo bien. Siguió viviendo en el campo,
él araba la tierra con un caballo percherón haragán. Todos almorzaban juntos, atendidos
por Kitita y dos de sus hijas mujeres.
Nunca iban al Pueblo,
porque Cesáreo decía que le daba urticaria. Todas las tardes se quedaba en la
galería, en una silla hamaca, mirando sus plantas crecer. Mandó a hacer una
Iglesia en el Pueblo y dos Escuelas con micro.
Después del
festín que ofreció mi Madre, Cesáreo le contó a su mujer, que una amiga de mi
Madre, lo toqueteó tanto por debajo de la mesa, que no pudo comer, por extender
el mantel.
Kitita entró al
galope en la casa de su amiga. Se le sentó enfrente.
—¿Vos no te das
cuenta que no podés toquetear a Cesáreo, que es de familia bien, como yo en
este caso?
Pero si nadie
vio nada, qué me viene con esas cosas, si ella las ha hecho peores.
—Te prohíbo la
entrada a mi campo, pasaste a ser mi ex amiga. Tengo una razón fundamental.
Después de las Elecciones, tu marido no tuvo más remedio que vender sus
acciones, ahora pasaron a ser de familia mal.
Debí decirle
algo más y supe cómo, pero el cómo, lo dejo a criterio del lector.

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