jueves, 1 de agosto de 2019

ME OLVIDO LA CARTERA



   Me tortura en el sueño, hasta de eso dudo, ¿no seré yo?
   Apareció la mujer, para mí casi una niña, yo quería saber de él, durante todo este tiempo. Ella se reía, decía que era feliz, bailaba mejor que en un boliche cualquiera, tenía el pelo muy largo y eso la hacía parecer más joven todavía, me lo enrostraba y me odiaba, se fue y dejó todo oscuro. La llamé para irme y no aparecía, se había ido. Me arrastré hasta el ascensor, tenía paralizadas las piernas y justo cuando entré, salía él, que me levantó del piso, de las axilas, no de la cintura, mejor, yo estaba vieja y gorda de panza, no era un filamento como él me conoció.
   Pareció no darle importancia, pero tenía ganas que yo supiera de la mujer, entonces fue que le dije: —Te está chupando la vida, no seas tonto, dejala, dejala como hiciste conmigo.
   Él contestó con un “no”, quería él contar, se recibió de Abogado, le ocupaban otras cosas la cabeza, ir al Sur en bicicleta y boludeces así. Apareció la pendeja con un pendejito que le nació antes de conocerlo y pensaba tener otro con él. A ella le aviso: —¿No te das cuenta el monstruo que encierra ese ser, con el adentro vacío?
   Salió caminando cabeza abajo y cantaba sin escuchar. Yo lo saqué de algún cuento y lo tomé como un amante ignorante, recuerdo con la memoria, no tengo ni fotos viejas. Pero cuando sueño, siempre caigo en ese tiempo, antes no había una mujer.
   Ahora es un nuevo castigo, que yo misma me inventé. Asaltan las pesadillas y permiten que duerma despierta, tienen varios capítulos, como en las series de Netflix, pueden aparecer en mis cuentos, donde existe el mismo núcleo para el final, igual en todas las pesadillas me olvido la cartera, no sé dónde la dejé y cuando despierto encuentro que lo único seguro es que perdí la cartera.  

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