Prudencio
manejaba con prudencia, Selenita le reprochaba todo el camino el uso de la
máxima velocidad.
—Y después vienen
las multas, él no las paga y lo llevan ante el Juez.
—Prudencio, muy
seguro, jura que él iba muy rápido, pero que no mató ni un cuis, ni una
persona. Por eso sólo tendría que ser sobreseído y liberado de las multas y
liberado en general.
Pone cara de
juzgarme culpable, para que le dé esos papelitos que son su pan de cada día. ¿Por
qué no la mete adentro a Selenita?, que con esa voz de abejita, dice: —Señor
Juez, usted vio cómo son los hombres, que no comprenden que los queremos
proteger, como hijos, no como marido, yo tengo pruebas que Prudencio no tiene
intenciones conmigo, pero sí con la hija del Encargado.
El Juez se pone
estrábico, piensa que no es su función escuchar problemas personales, “los
trapos sucios se lavan en casa”, eso decía su Abuela, que no era sabia, pero
era vieja.
—Señora
Selenita, usted salió de testigo de un marido imprudente, al no estar divorciados,
su testimonio no sirve.
No condenó a
ninguno, porque dijo que estaba cansado, se tomaría unos días y tal vez, entre
ellos, solucionaran las cosas fuera de su presencia.
—Señor
Prudencio, déme las llaves de su Minicooper, los papeles no los necesito, el
beneficio de ser Juez. Yo le advertí, esto que hizo cuesta un dinero y ese
auto, a partir de ahora, es mío.
Ni bien el auto
arrancó, Prudencio lo corrió hasta perderse, se lo tragó el horizonte. Selenita
fue considerada viuda y se casó con el Encargado, la hija salió de testigo. De
la emoción a Selenita, le dio un ACV, la llevaron a un Sanatorio y quedó
abandonada en un pasillo. Como a las cuatro horas apareció una Enfermera, pero
Selenita sólo dejó el calor de su cuerpo. La Enfermera le contó al Médico lo
sucedido en su piso.
—¿Era pobre la
enferma? ¿Alguien la conocía?
La Enfermera, que se acostó con el Médico la
noche anterior, a las dos preguntas le dijo que no. Para empezar la siguiente
guardia, estaban tan cansados que fueron a tomar un café doble.
—La gente tiene
tanta indiferencia, que nadie preguntó por ella. ¿Te diste cuenta?
La Enfermera
preguntó de qué hablaba: —De nada, voy a dormir un par de horas, si no venís
vos, mandame la tetona que es tan eficaz, siempre está dispuesta a todo.

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