lunes, 16 de septiembre de 2019

CONSIGNACIÓN



   Cuando llegó la muerte de mi Padre, mis hermanos al notar que Mamá estaba blanquísima por vivir en departamento y por la ausencia de Papá, optaron por llevarla a lo de su hermana.
   Era un tanto ermitaña y para llegar a su casa, el único camino tenía un severo desnivel, la vegetación era tan densa, que lo hicimos de a pie. Mamá nunca tuvo buenas relaciones con su hermana.
   —¿Por qué vienen aquí? Se parece mucho a que estuvieron conspirando.
   Hubo que convencerla mientras Mamá paseaba en el bosque y le decía a su hermana, Severa, su nombre le iba perfecto: —Qué de hermosuras se ven en este lugar.
   La vio tan blanca, que pensó que su hermana iba a morir pronto.
   —No sabés la vista nocturna, desde casa parece que las estrellas entraran por las ventanas.
   Los chicos se quedaron unos días, para practicar cacería. Severa se enojó un montón, diciendo que en ese lugar, estaba prohibido matar todo tipo de animales.
   —Es tan lindo verlos saltar, hay gacelas, ciervos, conejos y ardillas. A veces vienen de visita, les gustan mis bordados y los muy sinvergüenzas los roban para jugar. Lo mejor de vivir apartados, es no encontrar seres humanos. Me gusta estar con mi hermana, hace tanto tiempo de las peleas, disculpen mi repetición, pero la veo tan blanca, tan transparente, que en menos de un mes se nos va, ustedes pueden partir, yo me ocuparé de su Madre.
   Cuando quedaron solas, Severa le sirvió un té, con cianuro y limón.
   —Esta poción te dará más color, es un tazón enorme, tomalo despacio y no convides a los gatos, ellos no lo necesitan.
   Mientras tanto, Severa, con la pala de hacer jardín, hizo un pozo bien hondo y construyó un cajón de roble, era muy hábil en cualquier cosa.
   Cuando entró en la cocina, su hermana tenía el “rigidus mortis”. La llevó en una carretilla, la metió en el cajón, no pesaba nada la pobre y al fondo del pozo la echó. Cubrió con la tierra que estaba blanda, de cuando hizo aquel pozo. Le agregó humus y después le plantó toda clase de flores y un hibiscus al medio.
   Llamó para anoticiar a los hijos, fue triste, porque se trataba de una buena mujer, sin embargo para todos, fue un alivio y una carga menor.

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