domingo, 29 de septiembre de 2019

NO ES NECESARIO



   Todos hacían fiesta a los quince años. Una tradición estúpida, pero, se trataba de nuestra mejor amiga, Cecilia Duprat. Para ir a un Boliche, sentarme en la barra, tomar gaseosa y nadie quería ni hablar conmigo por ser menor, se notaba.
   Cambié de idea y de vestuario, fui hasta casa y me puse el traje de luces, un mamarracho que compró mi Tía para estos eventos. Ni bien entré al lugar, me sentí entre desconocidos, ni la vi a Ceci, ni a nuestras amigas.
   Tarde me di cuenta que me equivoqué de salón. Pero todos bailaban en parejas o consigo mismo. Pasaban los mozos haciendo equilibrio, ofreciendo mojitos, bloody Mary, margaritas, whisky y ron. Yo fui probando de todo, los únicos que se me acercaban con una sonrisa, eran los mozos. El techo me daba vueltas y yo, bailando sola, lo acompañaba, hasta que nos perdimos, después no sé qué ocurrió.
   Me levanté de entre muchos almohadones, rodeada de chicos y chicas, durmiendo, algunos solos, otros de a dos y otros…no sé, porque volví a mi casa. El uniforme cubrió el vestido y llegué corriendo al Colegio. La única que me perdonó la ausencia, fue mi amiga Ceci. A las dos semanas empezaron las náuseas, hasta en el Colegio tenía mareos y Ceci me acompañaba al baño y vomitaba, con ella que sostenía mi frente. Hice el test de orina y el color fue contundente.
   ¿Cómo decir a Mis Padres que ni sabía quién era el Padre? Ceci me acompañó al gineco, cuando ya estaba de cuatro. El Médico que me atendió, dijo ser muy peligroso practicar un legrado a esa altura del embarazo. Nadie responsable sería capaz. Se ofreció a seguir los controles y así lo pude conocer adentro de mi panza.
   —¿Querés saber cuál es el sexo?-Preguntó el Doc-.
   —No es necesario, yo sé que va a nacer hombre.
      Mis Padres se enteraron por Ceci, quise que lo supieran.
   —Nosotros no vamos ni a aceptar, ni proteger, el resultado de la buena educación que le dimos.
   Ceci se ocupó tanto de mí, que perdió ese año del Colegio. Los Viejos de Ceci, estaban de viajes permanentes. Ella armó el dormitorio del bebé al revés. El cielo era el piso, lleno de estrellas y una luna calma, blanca. El techo tenía árboles, colinas, gatitos, flores y un sol que recién salía dando los buenos días.
   Todo esto se terminó cuando a Ceci se la llevaron sus Padres. Entré al Hospital en el momento que rompí bolsa. Corrió el Doc sin el ambo y me ayudó a subir a la camilla, ni bien separé mis piernas, vino al mundo Cecilio, salió como tobogán y el primero que lo sostuvo fue mi querido Doc. Me tomé de él, muy muy fuerte. —Por favor, mi querido Doc, no quiero que me quiten el bebé, si Ud no me ayuda, ¿quién me va a ayudar?
   Mientras depositaba a Cecilio sobre mi pecho, dijo: —Vos y el bebé se vienen conmigo, yo me lo venía pensando de antes.

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