jueves, 27 de agosto de 2020

ANVERSO REVERSO

 

   Siempre fui de buen carácter, considerada, generosa e histriónica. Al ver el comportamiento brutal de necios corruptos y maleducados, me puse brava. Tengo una selva en la vereda, cuando llega el calor, se matan por estacionar bajo mis árboles. Yo les respondo poniéndoles barro en el techo y mayonesa en el parabrisas. Le encanta tener el auto limpio y que brille como si fuera nuevo.

   Mi hijo no pudo sacar el vehículo del garaje, tenía un Minicooper que se lo impedía. Me puse guantes quirúrgicos, tomé las deposiciones de los perros y enchastré todos los vidrios con mierda pura y me llevé sus ruedas. Justo salió el tipo y no podía creer lo que veía.

   —Qué injustas que son las personas, mire cómo le dejaron su auto. ¡Y le sacaron las cuatro ruedas! Dentro de todo fueron atentos, lo asentaron sobre ladrillos.

   Mientras le daba mis condolencias con cara de ingenuidad, el tipo puteaba de impotencia. Estos episodios me hicieron comprender el placer que me producía, la justicia por mano propia.

   La muchacha que trabajaba en casa, me robaba todos los días. Una vez, metió en su cartera, una docena de huevos, cuando terminó su horario de trabajo, le aplasté la cartera con todas mis fuerzas. Ella dijo: —Hasta mañana, Señora.

   Al día siguiente la despedí. Me pidió una carta de recomendación.

   —Yo no recomiendo ladrones.

   La arrastré de los pelos a la calle. Mi Marido y mi hijo, comenzaron a temerme.

   —No pienso tomar otra Mujer, que me haga dudar si roba. Ustedes dos se van a encargar de la limpieza de toda la casa. En ese tiempo voy a salir de Shopping, veré cómo podré desarrollar mi maldad, en esos lugares.

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