lunes, 10 de agosto de 2020

YO NO SÉ NADA

 

   Era una visita común, cuando se fue, la heladera dejó de funcionar. La compu desapareció de mi casa, el día que ella me visitó.

    El tapado de piel no lo pude encontrar, estaba colgado en el perchero de la entrada y ahora no estaba más. Justo cuando la despedí desde mi escritorio.

   Fueron muchas las sorpresas relacionadas con ella.

   Estaba viviendo una depresión profunda, porque él me dejó.

   Tomé todo un frasco de pastillas, quedé suspendida en la nada. Tal vez, si me hubieran hecho un lavado de estómago, pensaba sin poder moverme. Se acercó ella y desde lo alto me miró y sonrió. Del otro lado estaba él, que sabía, por ver el frasco vacío en mis manos. El único sentido que todavía funcionaba, eran mis oídos. Debieron pasar unas horas, los pude escuchar.

   —¿Viste amor, qué bien me sienta el tapado de piel?

   —A mí me encantó el truco de la heladera y cómo pudiste llevarla a tu casa, funciona a la perfección.-Dijo él, con alegría-.

   Sentí cómo ella trató de escuchar si todavía latía mi corazón.

   —Está muerta, amor. Vamos para casa y por fin solos, como queríamos o más sencillo.

   Él le dio un beso en la boca.

   —Decime una cosa, ¿la compu la tenés vos? Y no me mientas, decí la verdad. ¿Dónde la escondiste?-Ella lo miró con ojos entornados-. Estás tan buena, que si querés te la regalo.

   Lo último que escuché fue el portazo cuando se fueron.

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